Una ventisca trajo a mi memoria,
junto a una parvada de gorrioncillos,
el recuerdo de mis infantes dias,
pintados cada uno de amarillo.
Pasé las horas vagas contemplando,
del jardín de mi abuela los rosales,
mi abuela que despertaba cantando,
cuidando con esmero los frutales.
¡Ah, los dias que jugué inocente a todo!
En mis recuerdos, éstos se han quedado
y los años se me han venido encima
¡cual nube de pájaros anidando!
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Autor:
Manuel Valles (
Offline) - Publicado: 14 de noviembre de 2025 a las 02:40
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es un homenaje a mi abuela paterna, Guadalupe Hernández, que con su cariño y dulzura me enseñó que esta vida es cosa buena.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Salvador Santoyo Sánchez, El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., Jose de amercal, Mª Pilar Luna Calvo, Javier Julián Enríquez, JUSTO ALDÚ

Offline)
Comentarios2
Genial tu hermoso versar estimado poeta y amigo Manuel
Recibe un abrazo desde España
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias, mi estimado poeta y amigo. Me alegra que te agraden mis sencillos versos. Un abrazo para ti también.
Tu poema despliega una nostalgia cálida, casi dorada, como si cada verso estuviera iluminado por ese “amarillo” que mencionas al inicio: el color de la infancia, del sol que parece eterno en los primeros años. La ventisca que abre el recuerdo funciona como llave poética: un soplo que levanta el polvo de la memoria y deja salir aquello que aún vive en lo íntimo.
La figura de la abuela es el corazón afectivo del texto. Su presencia amorosa —cantando, cuidando, velando— convierte el jardín en un pequeño santuario donde la inocencia encuentra cobijo. Los rosales y los frutales no son solo plantas: son símbolos de ternura, de continuidad, de aquello que el tiempo no logra marchitar del todo.
El cierre es especialmente bello y evocador: los años que “se han venido encima / cual nube de pájaros anidando” proponen una imagen magnífica entre lo suave y lo inevitable. Es una metáfora que recoge con delicadeza el paso del tiempo, sin dramatismo, pero con plena conciencia de su peso.
Un poema que mira hacia atrás con melancolía luminosa, donde el recuerdo se vuelve un hogar que aún abriga.
Saludos
Cada palabra suya denota la preparación que usted tiene y la atención que presta a mis poemas, eso se lo agradezco mucho. Su análisis dice lo que yo traté de expresar, y más. un abrazo con todo mi afecto, estimado poeta JUSTO ALDÚ.
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