_El pez que dormía en mi taza-
Un pez dorado saltó del océano hasta mi mesa, y al verme tan sorprendida, me pidió un poco de fresa.
Le di un sorbo de agua dulce, y se puso a cabecear, “no me despiertes muy pronto, que aún quiero naufragar”.
Desde entonces, en mi taza, nunca sobra la emoción: cada burbuja que sale trae un cuento y una canción.
Un pez dorado saltó del océano hasta mi mesa, y al verme tan sorprendida, me pidió un poco de fresa.
Le di un sorbo de agua dulce, y se puso a cabecear, “no me despiertes muy pronto, que aún quiero naufragar”.
Desde entonces, en mi taza, nunca sobra la emoción: cada burbuja que sale trae un cuento y una canción.

Online)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.