LA VERDADERA ESENCIA

Sierdi

 

Si, ser humilde poeta de nombradía,

es humildemente elevarse en vida.

Como no jactarse, al ser enaltecido.

Si modestamente, con nuestra alma

endiosamos febrilmente la belleza.

 

Esa incomodísima carga,

es un vaivén ponzoñoso,

entre la destreza de crear la más

elevada y sublime belleza

y el hastío por la conjetura de

una falsa distinción presuntuosa

para los hombres.

 

Al final, guardamos la premisa

y nuestro más íntimo secreto.

Que somos seres corrientes

he infinitamente inmortales.

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