Bois Caïman, Negroide Haitiano!!
Golpea el tambor, abuelo
que el alma quiere llorar
tus manos saben el duelo
que no aprendí a nombrar.
El viento pasa y no olvida
las sombras vuelven a andar
pero la luna encendida
nos quiere volver a amar.
Baila el fuego en el patio
la sal del mar quiere entrar
tierra negra, manto sabio
no me dejes naufragar.
En el monte hay juramento
en la sangre hay claridad
el espíritu del viento
guarda nombres sin edad.
Una niña reza y canta
una madre va al altar
y el tambor, que nunca espanta
vuelve a hacernos recordar:
Que la noche fue promesa
que el dolor fue libertad
y en el llanto de la tierra
renació la humanidad.
Trae su paso, suave marea
trae perfume de eternidad
en su piel la luna humea
en sus ojos vive el mar.
Cose el tiempo con su risa
cura el mundo sin hablar
siembra amor en las cenizas
y las vuelve a germinar.
Cuando el sol baje cansado
y el tambor quiera callar
ella canta: he perdonado
porque amar es recordar.
En Bois Caïman nació la palabra fuego, el tambor se hizo voz del cielo, y el negro descubrió en su sangre la patria que aún no tenía nombre.
Poetas como Jacques Roumain, Léon Laleau, Jean Price-Mars, René Depestre o Jacques-Stéphen Alexis evocan Bois Caïman como:
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Símbolo del renacer africano en el Caribe.
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Fuente de identidad nacional y espiritual.
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Rito de comunión con los dioses africanos y con la libertad misma
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Letras que me evocan el ruego de una Mujer de cal y cacao por su libertad, la que el pueblo haitiano sigue anhelando.
© 2025 ElidethAbreu — Todos los derechos reservados.
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Autor:
Ellie (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 9 de noviembre de 2025 a las 13:15
- Comentario del autor sobre el poema: Bois Caïman fue el lugar donde, en agosto de 1791, los esclavizados africanos en la colonia de Saint-Domingue (actual Haití) realizaron una ceremonia vudú presidida por Dutty Boukman y la sacerdotisa Cécile Fatiman. Durante esa noche, bajo la lluvia y el canto de los tambores, juraron liberarse del yugo francés, iniciando la Revolución Haitiana, la primera revolución de esclavos triunfante del mundo y origen de la primera república negra libre (1804). Según la visión poética, los antepasados invocaron a los loas (espíritus del vudú) para guiar a su pueblo. En los versos, esa ceremonia se convierte en un acto sagrado donde la sangre y la palabra se confunden, donde el tambor despierta la memoria ancestral.
- Categoría: fecha-especial
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, Javier Julián Enríquez, Llaneza, Lualpri, Mauro Enrique Lopez Z., WandaAngel, Enrique Fl. Chaidez, Carla Ramírez, Salvador Santoyo Sánchez, alicia perez hernandez, norma aviles, David Arthur, Poesía Herética, Freddy Kalvo, Mª Pilar Luna Calvo

Offline)
Comentarios3
Su voz entrelaza la herencia espiritual del vudú con la fuerza redentora de la libertad. Cada estrofa es un conjuro donde el dolor se transmuta en canto y el fuego se vuelve símbolo de identidad colectiva. La musicalidad de los versos, con repeticiones rítmicas y tono litúrgico, recrea una ceremonia poética en la que historia, sangre y espíritu se funden. Es, en esencia, una elegía luminosa a la resistencia y al renacer de un pueblo que halló en el tambor su eternidad.
Fuera de lo estrictamente literario que me parece excelente que lo traigas al foro. He de referirme en primer lugar a las falsas creencias del vudú y del palo mayombe o magia negra muy difundida en el caribe en oposición a la santería o magia blanca.
Jean-Claude Duvalier —conocido como Baby Doc— heredó de su padre, François Papa Doc Duvalier, no solo el poder político de Haití, sino también su sistema de control basado en el miedo, en el cual el vudú desempeñaba un papel central.
Papa Doc era médico y conocía bien la psicología del pueblo haitiano, profundamente arraigado en creencias vudú. Se presentaba a sí mismo como una especie de loa (espíritu), encarnación del temible Baron Samedi, señor de los cementerios. Su régimen usó estas creencias como un instrumento de dominio: promovía la idea de que tenía poderes sobrenaturales y que podía castigar a sus enemigos incluso después de muertos.
Baby Doc continuó esta tradición, aunque con menos carisma y convicción que su padre. Mantuvo la simbología, los ritos y la presencia intimidante de los Tonton Macoutes, milicia paramilitar que, además de ejercer la represión física, alimentaba el terror espiritual. En suma, sí: el temor al vudú fue una eficaz arma psicológica y cultural para perpetuar el poder de los Duvalier durante décadas, envolviendo la política en un halo de superstición y miedo ancestral.
Otros decían que los llamados "ZOMBIES" o muertos vivientes no eran más que el resultado de las golpizas que recibían de parte de los Tontoon Macutes o policía de la dictadura.
Se entiende aún más que ese sufrido pueblo haitiano haya volcado aún más su expresión cultural en letras hacia la liberación. Primero de los franceces y luego de las terribles dictaduras de los Duvalier.
Muy buena la música. Por acá nos llegó más la de Tabou Combo, una banda de konpa dirèk de Haití, fundada en 1968 en Pétion-Ville, un suburbio de Puerto Príncipe.
Un verdadero placer tu recorrido antillano afrodescendiente.
Saludos
A ese Haití que mencionas, entonces colonia francesa de la dinastía de los Borbones, fue a la que Simón Bolívar primero se dirigió para pedir ayuda militar contra el Rey de España; les prometió la libertad y los esclavos africanos se unieron contra los realistas de la Corona de España. Simón Bolívar nunca cumplió su promesa. Cuando Napoleón Bonaparte, como emperador de Francia trató de recuperar el control de Saint Dominingue y los esclavos le preguntaron or aquella máxima de la Revolución Francesa acerca de la Libertad y la Fraternidad Napoleón le respondió que sí, que ello era cierto "...Pero no para los esclavos negros". Desde entonces y por haber desafiado Haití el sistema colonial europeo este país no ha dejado nunca de ser el más empobrecido de la Tierra.
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