En su torre de oro reposa,
la princesa mira el jardín,
sueña un amor que no tiene fin,
y su pena callada es cosa.
El alma, cual lirio, reposa,
mas siente prisión en su ser,
¡ay!, quiere reír, no poder,
quiere volar, mas no tiene alas,
suspiros al cielo resbalan,
y el sueño la hace padecer.
Tiene un rey viejo y severo,
que guarda su dicha encerrada,
y una corte desalmada
que calla su llanto sincero.
Su espejo refleja el sendero
que el alma no puede alcanzar,
y un pájaro viene a cantar,
contándole historias lejanas,
de tierras de luces tempranas
y un príncipe al viento del mar.
Mas tiembla su pecho valiente,
ya no teme al mundo ni al rey,
rompe el muro de su ley,
buscando su amor floreciente.
Con fuego en la sangre ardiente,
la princesa deja el cristal,
corona su rito final:
ser libre, aunque duela la vida,
rompiendo su jaula florida,
volando hacia el bien y el mal.
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Autor:
Jhondy Algenys (
Offline) - Publicado: 8 de noviembre de 2025 a las 21:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Tommy Duque, alicia perez hernandez, benchy43

Offline)
Comentarios1
Educadas Décimas Eneasílabas. ¡Muy bien!
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