Jhondy Algenys

La Princesa en Espinelas

En su torre de oro reposa,

la princesa mira el jardín,

sueña un amor que no tiene fin,

y su pena callada es cosa.

El alma, cual lirio, reposa,

mas siente prisión en su ser,

¡ay!, quiere reír, no poder,

quiere volar, mas no tiene alas,

suspiros al cielo resbalan,

y el sueño la hace padecer.

 

Tiene un rey viejo y severo,

que guarda su dicha encerrada,

y una corte desalmada

que calla su llanto sincero.

Su espejo refleja el sendero

que el alma no puede alcanzar,

y un pájaro viene a cantar,

contándole historias lejanas,

de tierras de luces tempranas

y un príncipe al viento del mar.

 

Mas tiembla su pecho valiente,

ya no teme al mundo ni al rey,

rompe el muro de su ley,

buscando su amor floreciente.

Con fuego en la sangre ardiente,

la princesa deja el cristal,

corona su rito final:

ser libre, aunque duela la vida,

rompiendo su jaula florida,

volando hacia el bien y el mal.