A LA LUZ DE LA BAHÍA DE PANAMÁ
Entró el poeta con silueta clara
y el aire se detuvo en las cortinas,
la camarera, tímida, lo encara,
y el alma se le escurre en las retinas.
Sus ojos lo siguieron por la sala,
como quien mira un verso que camina,
temblaba el corazón, ardía y cala,
la voz le titilaba, ella se inclina.
Pensó mil veces: ¿Cómo lo saludo?,
mientras servía vino y luna fina,
soñando que un poema, así, desnudo,
pudiera ser su nombre en la vitrina.
Yo leo lo que escribes -dijo al fin-,
y es raro que algo en mí tanto adivina;
tus letras me deslumbran un confín,
me causan un temblor tras la neblina.
Él le sonrió con calma y con asombro,
como si el mundo se hiciera una esquina,
y en su mirada, incierta sobre el hombro,
tembló la noche azul de la marina.
Me halaga -dijo él- con tanta ternura,
no soy más que palabra que camina,
pero si un verso cura tu dulzura,
quizá merezca ser tu golondrina.
Quisiera -respondió- salir contigo,
oírte a la intemperie cristalina,
que el mar sea testigo y fiel amigo,
y el cielo nos ampare en la marina.
Y allí, entre platos, luces y silencios,
se abrió una flor de tiempo en la rutina:
dos almas conversando sin los precios,
poeta y camarera en una esquina.
El mar y las estrellas son testigos,
la brisa los bendice y los abriga,
sus voces se entrelazan como amigos,
la noche en su reflejo los obliga.
La luna contempla cómplice, sabia
tejiendo en luz su frágil melodía;
Panamá duerme, el tiempo se hace labia,
y el verso los desnuda al fin del día.
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Sucedió, señores, lo recuerdo,
se juraron amores sin cesar;
solo queda en las noches la memoria,
a la luz de la bahía de Panamá.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025
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Autor:
JUSTO ALDÚ (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 7 de noviembre de 2025 a las 15:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Offline)
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