Se me han agotado las ganas de vivir.
Se me fueron entre los insípidos problemas de mi familia
y la larga procesión de facturas cada mes.
Se extinguió la llama eterna de mi corazón.
La vida carece de sentido desde hace años;
estoy desprovisto de propósito.
¡Cómo anhelo la ingenua capacidad de ser feliz de mi infancia!
El corazón lleno, mamá luchando por llegar a fin de mes,
mi progenitor secuestrado por la guerrilla,
mi padre batallando por lo que habría de destruir después.
La soledad diaria de un niño y sus juguetes.
Tiemblan mis manos.
Las palabras me han abandonado.
La poesía, ahora, se siente como un cruel latigazo:
ya no es un desahogo liviano,
sino un espejo implacable,
uno donde las cicatrices son protagonistas
y del que no puedo huir.
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Autor:
Un muerto que aún grita (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 5 de noviembre de 2025 a las 21:32
- Categoría: Triste
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu

Offline)
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