La nostalgia tiene,
En la mayoría de los casos,
Un componente
Reaccionario
Muy
Fuerte.
Si sólo bastaran los gestos de intenciones y, por lo tanto, las palabras sobraran, ¿ cómo sería una vida en continuo silencio, sin expresión, moribunda y al final muerta? ¿Quién entonces se atrevería contra la voz callada del silencio, contra los gestos vacíos, contra el tiempo inmóvil y paralizado? ¿Y no es, éste, de ahora el caso? ¿No son estos los tiempos de tanta indefensión, de tanto alejamiento y a la vez de parálisis generalizada? Algo, o alguien – o quizás muchos alguienes -, revolotea muy arriba en el Poder esperando que seamos cadáveres fríos, cuerpos caídos y dispuestos ya a ser entregados como carne de un poder, otro, insaciable, vengativo.
¿Quiénes son ésos que se atreven a tanto, a tanto desorden y a tanto empeño de vaciar el alma y generar tanta parálisis en el Hombre? La luz, antaño símbolo de vida y de esperanza, se ha vuelto fría hoy y en estos tiempos ya tenue. Su fugacidad por escapar nos deja a merced de la oscuridad del tiempo que nos trae a la mente la imagen de la calavera y que es el recordatorio de la cercanía de la muerte.
Abro mis ojos y veo libros cerrados, atados y en el olvido hechos prisioneros del tiempo. Cuando los libros se cierran y quedan inmóviles tras cristales opacos resulta que es y se convierten en la más estúpida de las vanidades del conocimiento o desconocimiento humano. Pero al final, y entonces, siempre ocurre que a veces también el alma se descuida y te deja un poco de vida para que después se convierta en alegría. También a veces todo es y consiste en un desesperado y a la vez ilusionante volver a empezar; a buscar la esperanza por entre los recovecos de la vida. ¿O no?
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Autor:
Nkonek Almanorri (
Offline) - Publicado: 5 de noviembre de 2025 a las 16:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 6

Offline)
Comentarios1
Amigo Nkonek
La hora de vivir
Para quien aún busca entre las sombras
“Más allá de las ideas del bien y del mal, hay un campo. Allí te encontraré.”
—Rumi
No me hables de los ecos del pasado,
ni del polvo que duerme en los estantes,
los libros no sienten si no los abrimos,
como el alma no canta si no se entrega.
Vivir es ahora,
no en la memoria gastada ni en la promesa futura.
Es en el suspiro que aún no exhalamos,
en el abrazo que aún no dimos,
en la palabra que espera ser dicha
con la ternura de quien ya ha perdido
y aún así, decide amar.
La tristeza,
si la alimentamos, será nuestra herencia.
El enojo, si lo sembramos,
brotará en los que vendrán después.
Pero si hoy, aquí,
a pesar del miedo, del silencio y del desencanto,
elegimos el amor,
entonces sí,
seremos dignos de este cielo que nos cubre.
Los libros son espejos de otros mundos,
pero el mundo que importa
es este que tocamos con las manos,
este en el que aún podemos mirar a los ojos
y decir: “Estoy contigo”.
Porque si hubo un intento de amor en el origen,
que no sea nuestra amargura su final.
Un abrazo,
—LOURDES
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