La nostalgia tiene,
En la mayoría de los casos,
Un componente
Reaccionario
Muy
Fuerte.
Si sólo bastaran los gestos de intenciones y, por lo tanto, las palabras sobraran, ¿ cómo sería una vida en continuo silencio, sin expresión, moribunda y al final muerta? ¿Quién entonces se atrevería contra la voz callada del silencio, contra los gestos vacíos, contra el tiempo inmóvil y paralizado? ¿Y no es, éste, de ahora el caso? ¿No son estos los tiempos de tanta indefensión, de tanto alejamiento y a la vez de parálisis generalizada? Algo, o alguien – o quizás muchos alguienes -, revolotea muy arriba en el Poder esperando que seamos cadáveres fríos, cuerpos caídos y dispuestos ya a ser entregados como carne de un poder, otro, insaciable, vengativo.
¿Quiénes son ésos que se atreven a tanto, a tanto desorden y a tanto empeño de vaciar el alma y generar tanta parálisis en el Hombre? La luz, antaño símbolo de vida y de esperanza, se ha vuelto fría hoy y en estos tiempos ya tenue. Su fugacidad por escapar nos deja a merced de la oscuridad del tiempo que nos trae a la mente la imagen de la calavera y que es el recordatorio de la cercanía de la muerte.
Abro mis ojos y veo libros cerrados, atados y en el olvido hechos prisioneros del tiempo. Cuando los libros se cierran y quedan inmóviles tras cristales opacos resulta que es y se convierten en la más estúpida de las vanidades del conocimiento o desconocimiento humano. Pero al final, y entonces, siempre ocurre que a veces también el alma se descuida y te deja un poco de vida para que después se convierta en alegría. También a veces todo es y consiste en un desesperado y a la vez ilusionante volver a empezar; a buscar la esperanza por entre los recovecos de la vida. ¿O no?