He encerrado el alma entre verbos tantas veces
que me acuso en la sombra arrebatada,
cuando el este trae su gris errante
y el signo del presagio teje su raíz
bajo el consejo de la memoria.
Hace décadas, tu cetro espectral
se inspiró en la esfera del rito,
frente a la revelación del mundo sobre lunas heridas;
y en la soledad de piedra, leve, latía lo divino.
Me amparaba tu yugo, la fiereza de tus labios.
Ahora asciendo a la piel de tus saberes.
Pálida voluntad, árido desierto, tu gesto sin fulgor
anuncia los inviernos del desaliento,
el relámpago del ángel que disuelve la carne,
el destello que calcina el arbusto exhalado.
Aquí, entre movimientos de platino susurrante,
te distingo: figura exacta, guardada en la lágrima
de la sugestión, átomo de los días.
Ivette Mendoza Fajardo
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Autor:
Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 5 de noviembre de 2025 a las 03:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: Salvador Santoyo Sánchez, Mauro Enrique Lopez Z., Poesía Herética, benchy43, JUSTO ALDÚ, alicia perez hernandez, Manuel Valles

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