Al mirar…
Sus gallardos, pardos, labios, nardos. La quería.
Alígeros, como dos raudos gorriones paseantes.
Errantes y ariscos. Tan testarudos, siempre distantes.
Paradójicamente, un absurdo, vislumbrarlos de cerca.
Y de lejos improbable.
Una tarde, en un tiempo y más de medio tiempo,
sus labios, se sintieron vacíos y olvidados, sin alardes.
Vertieron, asomos y ribetes de efluvios enamorados.
Partieron como lebreles, febriles en celo hacia mí.
Un diluvio de besos, caían como hielo.
El albor de su blanda, alba, dulce piel,
fue una penca, un azote, un hostigue.
Es mejor, perder despojado, sin laurel.
Que recibir gratuitamente, la victoria.
Sus dulces besos, ya no me endulzaron.
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Autor:
Sierdi (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 5 de noviembre de 2025 a las 00:30
- Categoría: Amor
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Henry Alejandro Morales, alicia perez hernandez, Lualpri, Tommy Duque, Poesía Herética, benchy43, Silvana Ibáñez, JUSTO ALDÚ, Mª Pilar Luna Calvo, JoseAn100, Mauro Enrique Lopez Z.

Offline)
Comentarios2
Felicitaciones, amigo Sierdi, muy buenos versos.
Que tengas un lindo día.
Saludos.
La pasión desenfrenada, cuando carece de sentimiento, no enciende, consume.
Y quien espera amor en ese fuego, despierta entre las brasas del desencanto.
Bonito poema!
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