La he visto llegar e irse
en distintos rostros y almas.
La he sentido tocar mi pecho y mi cuello.
Creo haber hecho lo mismo en mis días más felices.
Sí, era ella.
Con su único sentido de existencia
Pero ayer volvió con su verdadero rostro
El más diáfano y hermoso del cual me pude enamorar
Sí, era ella, la muerte, la más regia de todas
Solo ella y yo caminando de la mano al calvario llamado desamor.
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Autor:
Manuel Felipe Reyes Albarracín (
Offline) - Publicado: 2 de noviembre de 2025 a las 22:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu, JUSTO ALDÚ, Alma Eterna, Tommy Duque, El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., Mael Lorens, Cosas que nunca os he dicho...

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