No aprendemos el punto exacto, porque no miramos más alto que el mismo suelo; dónde los problemas te causan fatiga y el amor sufrimiento.
Las cargas se acumulan y la distancia dislexia ante tus ojos, ondulan las mareas de la culpa y el paisaje termina siendo tosco.
Buscas la calma que disturbia el cansando emocional y levantas la mirada para ver con claridad.
Con suave paz, la brisa cálida te alcanza, Ni aún la distancia ni el cansancio se animan a opinar.
Hay amor apacible, descanso y seguridad; el final del camino, que debes contemplar.
También el destino de aquellos problemas que das prioridad.
El amor perfecto y la brisa de la eternidad.
No hay mareas,
Es el índice,
De la vida.
Sin mal.
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Autor:
Eliseo J Benitez (
Offline) - Publicado: 2 de noviembre de 2025 a las 15:46
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais

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