Qué sensación tan extraña... al no ocupar tus días con la distracción del trabajo y la compañía de la gente, el tiempo, que para los filósofos es inexistente, se te hace complejo de ignorar. Ya no tienes esa juventud despreocupada, y, al contrario, todo te preocupa.
Te da miedo proyectar el esfuerzo que debes aplicar para salir adelante. A veces piensas que vivir dormido te libra de tanto dolor, pero la realidad es que hace mucho tiempo despertaste de esa inexistencia y hasta ahora has sido valiente; no te ha quedado de otra.
Nunca identificaste que cada evento que transitaste conllevó algo que debías aprender. Ahora buscas la razón y el para qué de lo que sucede, y te orientas a aprovechar esta caída para obtener ese conocimiento que la vida te quiere transmitir.
Tu alma, contaminada de cortisol, debe paralizarse o actuar, no huir. No puedes escapar de ti mismo. Toca reinventar propósitos, cambiar y adaptarte, abanderar la resiliencia y vencer el dolor de sentirte perdido, para cambiar el juego a tu favor.
Tu ruta para este nuevo nivel que enfrentas inicia en la aceptación, en entender que ya está pasando y que no hay vuelta atrás. Tienes que empezar no desde el principio, sino desde este final.
Agradece estar despierto, ya que por eso puedes buscar lo bueno en todo esto. Confía, al entender que nada controlas, y cree que algo más poderoso quiere que sigas adelante, no con los mismos errores, quizás con otros errores. Fallando es que puedes corregir y lograr esa perfección.
Vibrar en amor y en sonrisa: primero debes quererte para poder atraer lo bello y gratificante hacia ti. Y si el tiempo, inexistente, persiste en estar mal, pues buena cara le pondrás, con una gran sonrisa.
Finalmente, el perdón, porque no hay otro culpable. Vuélvete tu héroe o tu salvador.
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Autor:
laph (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 1 de noviembre de 2025 a las 23:41
- Comentario del autor sobre el poema: Mi rollo existencial
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 1
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais

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