lo que la roja sangre de su gracia
ni un cosmos de lucientes esmeraldas
logra lo que su muerte redentora.
No alcanza la turquesa de las olas
ni para una mañana inmaculada,
que no hay nada que supla lo de un alma,
solo la inmolación de su Persona.
En sus llagas está la plata buena,
gratis para la vida perdurable
que se da por amor al escogido
Gota a gota se bebe luz eterna,
sanamos plenamente con la sangre
que un día fue obsequiada en sacrificio.
-
Autor:
Enrique Fl. Chaidez (
Offline) - Publicado: 1 de noviembre de 2025 a las 01:54
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., mauro marte, Lualpri, Hernán J. Moreyra, La Hechicera de las Letras, Antonio Pais, Mª Pilar Luna Calvo, alicia perez hernandez, WandaAngel, Llaneza

Offline)
Comentarios3
Hermoso tu genial y preciado versar estimado poeta y amigo Enrique Fl. Chaídez
Saludos afectuosos desde España
El Hombre de la Rosa
Gracias, amigo El Hombre de la Rosa, por tu amable comentario.
Saludos afectuosos.
El poema tiene el mérito que predica sin convertirse en sermón, ahí reside su mérito. No se arrodilla ante el dogma ni se entrega a la histeria de lo sagrado; prefiere la sobriedad del creyente que piensa, no la del feligrés que repite.
Esa contención —rara en la poesía religiosa— le otorga una dignidad estética: evita la tentación de la consigna fácil, del “aleluya” que se grita sin comprender.
Tu mensaje: El mundo puede ofrecer belleza y poder, pero solo el sacrificio divino concede vida eterna.
La Hechicera de las Letras.
Muchas gracias, Hechicera, por tu lectura y generosa apreciación de este poema.
Un saludo afectuoso.
¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53' 1,2,3 AMEN!! BENDICIONES!!
Gracias, Alicia, por recordarnos este bello y profundo pasaje del profeta Isaías.
Bendiciones.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.