“Queda un olor de tiempo...”
Esta frase de arriba aparece escrita en la primera página del libro “La otra hipótesis”, de Ferrán Sáez Mateu y tiene como autor de ella a César Vallejo lo cual no es cierto. Esta frase la tengo anotada desde hace años y fue recogida del poema “Ah, que tú escapes” del libro “Enemigo rumor” publicado en 1944 cuyo autor es el cubano José Lezama Lima. No entiendo cómo un muy buen escritor como lo es Ferran Sáez cae en este error. Precisamente y mientras leo este su último libro, “La otra hipótesis”, recordé haber escrito y publicado en 2024 este artículo que traigo ahora aquí acerca de verdades que no gustan que sean sabidas, de escritores, intelectuales y otras instituciones que son cómplices de todos los males que hoy arrastramos:
A lo largo de los libros hemos ido acrecentando la ignorancia y al final ya no son ellos sino nosotros los que imponemos la mentira, la infamia, el dolor, la corrupción, todos los crímenes, todas las guerras, los genocidios y al final todo lo que está por llegar, porque llegará. La verdad no parte de la razón, lo leí en “La libertad primera y última”, del filósofo hindú Jiddu Krishnamurti, ni tan siquiera del conocimiento. ¿De qué conocimiento, quién o quiénes nos han dado ese conocimiento, de dónde lo adquirieron ellos, los otros?. La verdad es un hecho científico y que echa por tierra eso de que, como dicen, es “relativa”,no. No lo es. La verdad es un espacio al que la mente humana aún no ha llegado y probablemente no llegará nunca en ésta nuestra existencia presente, mientras tanto cada cual tiene la suya. De ahí todo lo que ocurre.
En cuanto al momento actual de violencia pactada e impuesta, por los de siempre, por los que escriben libros, compran y crean cadenas de periódicos, cadenas de televisión, polítcos y hasta supuestos “intelectuales” (ellos están convencidísimos de que los son), Rudolf Steiner, prestigioso educador austriaco, lo dice públicamente y bien claro: “La inhumanidad siempre ha existido, lo sabemos”. Pero lo que ha ocurrido en el pasado siglo XX carece de todo precedente, lo sabemos sin necesidad de tanto estudio ni información ajena: Millones y millones de asesinados causados por guerras provocadas por los amos del mundo – de éstos que nombro más arriba, para no repetir -, hambrunas, (África, ya casi de Norte a Sur y de Este a Oeste, y si no es así hoy lo será con total seguridad mañana). Las deportaciones políticas, a la fuerza, no pueden atribuirse ya a una oleada excepcional de invasores bárbaros llegados desde la distancia, no. De igual modo, el innegable horror de la Shoah (holocausto en hebreo) no encuentra todavía razones justas que puedan explicar tanta ferocidad brutal contra un pueblo, el judío, condenado al exterminio, hablo de lo que ocurrió en el nazismo, en la Segunda Guerra Mundial, y que Aimé Cesaire, divulgador de la cultura de la negritud nacido en Martinica en 1913 denunció un tiempo antes que ocurriría puesto que los alemanes ya habían practicado antes esos mismos crímenes y peores aún contra los habitantes de su colonia en África, Namibia; solo era cuestión de tiempo que lo llevaran a cabo también contra su propio pueblo, contra Europa dentro de sus mismas fronteras. Hoy, el momento y el día en que escribo estas palabras, 5 de agosto de 2024, un ministro israelí cercano a Netanyahu ha declarado públicamente que podría estar justificado matar por hambre a dos millones de palestinos. ¿Entonces?
Hoy, y antes también pero lo desconocíamos, el nacionalsocialismo, el nacionalcatolicismo, el fascismo,el capitalismo, el estalinismo (aunque éste, en última instancia, más escondidamente), brotan y salen del contexto, del ámbito y los instrumentos administrativos y sociales de las altas esferas de la civilización, de la educación, del progreso científico y del humanismo, que en ocasiones debemos negar por fuerza mayor dado su estado ya de putrefacción, tanto culto como ilustrado.
Hoy el crítico denuncia... y se le desprecia desde el Parlamento y otras instancias: Plantea preguntas a las que los que escriben libros, son dueños de Periódicos, cadenas de televisión, periodistas reconocidos (o tenidos como tales), intelectuales y otros del gremio no quieren dar repuesta; celebran que la audiencia crea – porque se le hace creer previamente, y de ahí la ingente cantidad de cenutrios en cada vez más espacios como los son las Redes Fecales e incluso en espacio de escritura pública -, que no las hay, señalan contradicciones que no pueden, que no debieran, quedar ocultas y así lo expresan con toda su capacidad de polémica, escepticismo y desconfianza. Se pregunta cómo puede ser, por ejemplo, que la enseñanza y la cultura no hayan tenido nunca fuerza suficiente para frenar esta deshumanización general. Y sobre todo:¿cómo ha sido posible que algunos refinados “intelectuales” hayan cerrado los ojos o, incluso, colaborado en la putrefacción y la barbarie de este tiempo, hoy?.
Para el que quiera saberlo, y más aún comprenderlo: El liberalismo y el positivismo científico del siglo XIX veían natural la esperanza de que la extensión de la escolaridad, del conocimiento científico y tecnológico y de la producción, del desplazamiento libre y el contacto entre las comunidades, llevarían a una mejora sostenida a la civilidad, en la tolerancia política, en las costumbres tanto públicas como privadas. Cada uno de estos ideales propios de una esperanza razonable han sido probados como falsos. No se trata solo de que la educación se haya revelado incapaz de hacer que la sensibilidad y el conocimiento resistan a la sinrazón asesina, no. La evidencia de que esa “refinada” intelectualidad, esa virtuosidad artística, su apreciación y la eminencia científica colaborarían activamente con las exigencias totalitarias o, como mucho, se mantendrían indiferentes al sadismo que las rodeó. Los conciertos brillantes, las exposiciones en grandes museos, la publicación de libros eruditos, la búsqueda de una carrera académica, tanto científica como humanística, florecen en las proximidades de los campos de la muerte. La ingenuidad tecnocrática sirve o permanece neutra ante el requerimiento de lo inhumano. El símbolo de nuestra era es la conservación de un bosquecillo querido, según he leído, por Goethe dentro de un campo de concentración, o lo que es lo mismo: un minúsculo jardincillo en la azotea de nuestra casa o en su caso en la trasera de ésta, no importa el grado de contaminación que nos cae encima...
El pensamiento de Rudolf Steiner, y el de tantos otros denunciadores sociales, debería ser hoy ideas introducidas en las escuelas, en los institutos, en las universidades, pero...¿acaso lo iban a permitir éstos que aún buscan empudrecer más a la sociedad?, pregunto.
Reeditado.
-
Autor:
Nkonek Almanorri (
Offline) - Publicado: 30 de octubre de 2025 a las 14:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Una voz, MISHA lg, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu

Offline)
Comentarios3
Nkonek, me ha fascinado tu escrito de hoy y no se va a permitir que los estudiantes despierten a la conciencia.
Son mansos corderos en manos de poder que frena el intelecto verdadero y lo suplanta con creencias vacías.
Abrazos.
El esfuerzo, por las élites, por evitar que los estudiantes, las actual generación e incluso los "intelectuales", supuestos en todo caso, ya no exige esfuerzo por cuanto que el trabajo de ignorantar e incapacitar a la sociedad no es un proyecto que empezó ayer, ni antes de ayer, sino que casi ha existido siempre aunque se reforzó más a partir de la Segunda Guerra Mundial. Hoy la "democracia" llamada así, no está al servicio de ningún Gobierno para que éste lo presente como alternativa de vida; hoy son las grandes empresas, las multinacionales y los nuevos multimillonarios, presentes ya en todos los continentes, los que imponen las reglas políticas: se nos pasó el tiempo de presentar mejores alternativas políticas ya no sólo para el presente, hoy, sino para el futuro y que ya no está bajo (nuestro) control.
Gracias por tu opinión.
Al pueblo pan y circo.
esa es la sentencia antiquisima
que sigue siendo realidad.
Embotar el cerebro y apagar la luz de la razón
Saludos Nkonek
Sí, amigo Salvador, tal idea ya la practicaban los césares bajo el imperio de Roma y aún hoy sirve para aborregar a esta sociedad. Ya lo pagarán.
Gracias por tu opinión.
La expresión "Queda un olor de tiempo..." pertenece al poema "Oración del camino" de César Vallejo, del libro Los heraldos negros (1918) Se publicó muchísimos años antes que el libro de Lezama Lima. En la edición de Cátedra / Salvat (2023) se encuentra en la página 89. Le ruego rectifique su comentario y, cordialmente y sin acritud alguna, le recomiendo un poco de rigor.
Un saludo,
Dr. Ferran Sáez Mateu
Y, pregunto, ¿por qué debería haber, por mi parte acritud a la hora de, si fuera cierto, rectificar lo que yo he leído en otro lugar? ¿Tiene usted pruebas de lo que es su versión? ¿por qué no la aporta? Tenga en cuenta que buscaré el origen de esta frase, de momento he encontrado una versión que dice que es de este escritor cubano José Lezama lima expuesta en un libro suyo en 1944. Buscaré la información. Gracias por respuesta.
Creo que no ha leído correctamente la última frase. Como indican las comas, la ausencia de acritud se refiere a mi, no a usted. Por otra parte, las "pruebas" que dice están contenidas en la referencia bibliográfica. De momento, no se pueden transmitir objectos físicos a través del rúter.
https://www.poesiacastellana.es/poema.php?id=ORACIÓN+DEL+CAMINO&poeta=Vallejo%2C+César
ORACIÓN DEL CAMINO (1918)
NI SÉ PARA quién es esta amargura!
Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,
y cuelga, como un Cristo ensangrentado,
mi bohemio dolor sobre su pecho.
El valle es de oro amargo;
y el viaje es triste, es largo.
Oyes? Regaña una guitarra. Calla!
Es tu raza, la pobre viejecita
que al saber que eres huésped y que te odian,
se hinca la faz con una roncha lila.
El valle es de oro amargo,
y el trago es largo..., largo...
Azulea el camino, ladra el río...
Baja esa frente sudorosa y fría,
fiera y deforme. Cae el pomo roto
de una espada humanicida!
Y en el mómico valle de oro santo,
la brasa de sudor se apaga en llanto!
Queda un olor de tiempo abonado de versos,
para brotes de mármoles consagrados que hereden
la aurífera canción
de la alondra que se pudre en mi corazón!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.