Hoy encontré una palabra
sobre la yerba de un prado,
que de tanto y tanto usarla
se encontraba en mal estado.
No tenía brillantez.
Su lozanía y su encanto,
de tanto manosearlas
estaban como un guiñapo.
Y recogí entre mis dedos
aquel don tan mal tratado.
¿Cómo te llamas? -le dije-.
-Amor, fue mi nombre antaño.
Y un suspiro resbalaba
de entre sus labios mojados
con un agreste perfume
A suelo recién regado.
Yo quedé sin mente propia.
Ya sin voz, y en tono bajo,
murmuré tan solo, “amor,”
y se llenaron los campos.
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Autor:
Elias Castellano (
Offline) - Publicado: 30 de octubre de 2025 a las 10:17
- Categoría: Amor
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Carlos E Vargas, Antonio Pais, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, Mª Pilar Luna Calvo

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