Elias Castellano

UNA PALABRA

 

Hoy encontré una palabra

sobre la yerba de un prado,

que de tanto y tanto usarla

se encontraba en mal estado.

 

No tenía brillantez.

Su lozanía y su encanto,

de tanto manosearlas

estaban como un guiñapo.

 

Y recogí entre mis dedos

aquel don tan mal tratado.

¿Cómo te llamas? -le dije-.

-Amor, fue mi nombre antaño.

Y un suspiro resbalaba

de entre sus labios mojados

con un agreste perfume

A suelo recién regado.

 

Yo quedé sin mente propia.

Ya sin voz, y en tono bajo,

murmuré tan solo, “amor,”

y se llenaron los campos.