Cae el ocaso.
La ciudad queda en silencio.
Camino despacio;
tiritan las farolas con mis pasos.
Recuerdo
cómo caminábamos tomados de la mano.
Entonces, todo era júbilo:
tacto, risas, besos y abrazos.
Aquel idílico amor.
Pero ella ya no está,
y un cigarrillo la reemplaza en mi mano.
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Autor:
Un muerto que aún grita (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 28 de octubre de 2025 a las 10:58
- Categoría: Triste
- Lecturas: 2

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