Cae el ocaso.
La ciudad queda en silencio.
Camino despacio;
tiritan las farolas con mis pasos.
Recuerdo
cómo caminábamos tomados de la mano.
Entonces, todo era júbilo:
tacto, risas, besos y abrazos.
Aquel idílico amor.
Pero ella ya no está,
y un cigarrillo la reemplaza en mi mano.