Tu cuerpo infinito me confunde,
me dejas perplejo, inmóvil...
Sublime se te ve, tal estatua bronceada,
así... como venida del paraíso.
Tus manos generosas, tu mirada transparente
y tus pasos incansables
vienen a colmarte de tantas virtudes.
Admiración y gratitud recibes por ser lo que eres;
tu carisma se hace sentir, lo rebasa todo...
No hace falta paisajes, luna llena
ni coloridos atardeceres...
Tu presencia basta.
Distinguido ser, persona única... se te ve feliz,
sembrando tranquilidad y paz por donde pasas.
Pero es lamentable, te haces acompañar de Kairós,
por lo esquivo de tu tiempo.
Así...
luciendo fuerte
brindas a la vez
esa genuina mística
rica de sabiduría y
tenacidad que
obliga admirarte.
-
Autor:
Edmundo Onofre (
Online) - Publicado: 27 de octubre de 2025 a las 16:06
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 1

Online)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.