Rasgue suavemente su piel
y de su pequeña herida,
bebi su sangre sabor a miel
mientras ella solo gemía.
Atada como la tenía,
manos juntas hacia arriba,
ella de pie, estatua fina,
con mirada pícara me veía.
Estaba totalmente desnuda
y la belleza de su cuerpo me aturdía.
Mi vista en su pecho se extraviaba,
y mis manos en su hermosa geografía.
Quise torturarla toda
para que su alma fuera mía,
pero al notar su belleza
la tortura fue solo mía.
Quise besarla en la boca
para beber de ellos la vida,
pero se esfumo en la roca
que era mi alma podrida.
Quise poseerla toda
y hacerla por completo mía,
pero se esfumo en la nada
mientras sólo sonreía.
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Autor:
Caballo Negro. (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 26 de octubre de 2025 a las 19:19
- Categoría: Amor
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais

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