caballo negro

LA TORTURA

Rasgue suavemente su piel

y de su pequeña herida,

bebi su sangre sabor a miel

mientras ella solo gemía.

Atada como la tenía,

manos juntas hacia arriba,

ella de pie, estatua fina,

con mirada pícara me veía.

Estaba totalmente desnuda

y la belleza de su cuerpo me aturdía.

Mi vista en su pecho se extraviaba,

y mis manos en su hermosa geografía.

Quise torturarla toda

para que su alma fuera mía,

pero al notar su belleza

la tortura fue solo mía.

Quise besarla en la boca

para beber de ellos la vida,

pero se esfumo en la roca

que era mi alma podrida.

Quise poseerla toda

y hacerla por completo mía,

pero se esfumo en la nada

mientras sólo sonreía.