Fui una más

Silvana Ibáñez



 

I

¡Ni una más! ¡Replican los gritos!

Tras otra mujer, que por ser mujer,

sufrió su vida y le negaron el ser.

¡Ni una más! ¡Desdicha infinita!

Se escucha el dolor, se siente la pérdida, 

dolor padres, dolor hijos, dolor pueblo.

 

¡Ni una más! ¡Resuenan los gritos!

Con cada línea que anota un nombre,

alargando la lista que se suma al duelo.

¡Ni una más! Renueva el alivio, 

de almas sufridas, atormentadas,

por no ser las letras, de: ¡Ni una más!

 

Más, aquellas que se salvaron 

de semejante destino, horrible final,

a los alaridos tormentosos responderán,

con su cuerpo: melancólicas lágrimas 

con su mente: ¡gracias Dios mío!

con su voz: ¡Ni una más! ¡Ni una más!



II

 

Hombres crueles, cobardes, agresivos,

justifican sus impuros actos 

con argumentos que nunca bastarán 

para justificar, tan siquiera sobre ellas,

la punta del dedo, una voz levantada

una crítica o un maltrato, quizás.

 

Dolor lloraron, dolor sufrieron,

sufrieron y lloraron maltratos 

lloraron y sufrieron aflicciones

Pensaron: ¿Qué hice mal?

Aunque no hay forma correcta 

cuando en manos de hombre vil se está.

 

La Mujer ultrajada, transforma su sentir, 

trata de encontrar las razones, mientras..

El amor se hace cenizas, al ritmo 

que el hombre se hace maldad,

fuerza, golpes, gritos, armas, se ensañan 

con el cuerpo tratando de derribar su alma. 





III

 

Transcurren los horas y se agudiza el acto, 

en la repetición a médicos, policías y abogados 

los papeles no aciertan los metros de restricción.

cuando no hay paz en casa, ni paz en calle, 

tras la figura maligna que ha de seguir, 

con toques de timbres o detrás de las sombras.

 

Certera cárcel busco mi padre,

impotente estuve ante su reaccionar,

entre mil formas de sufridas muertes,

buscando la precisa qué pudiera vengar,

la agonía de la niña de sus ojos dolientes, 

que apenas podía, tras los golpes, hallar.

 

Mi madre sufrida, al verme desvalida,

hallo las fuerzas, donde ya no había, 

en plena tormenta, mantuvo por mi la calma, 

y en medio del padecimiento enseñanzas me daba: 

el cuerpo se recupera, con el tiempo sana,

si la mujer por dentro no es alcanzada.





IV

 

¡No fui una más! ¡No la que replican los gritos!

Fui una más de otra lista que hoy puedo contar,

una que en su mente, recrea constantemente,

escenas nefastas que no se borrarán.

Una con noches enteras de largos desvelos,

con mucho temor, de qué vuelva a pasar.

 

¡Fui una más! Una más como tantas 

que volvió a luchar, a creer, a confiar, 

a luchar con los instintos, para salir al mundo

a confiar cuando otro buen hombre se pudo acercar

a creer que no hay razón en ella, no la hay, 

que impida ser amada o volver a amar.

 

Con el insistir del grito, cada una lo reitera, 

que es una más, de otra tacita lista, 

que no se grita, ni se cuenta,

lista de mujeres valientes,

que perciben de modo diferente,

y claman más fuerte: ¡Ni una más! 

 

Silvana Ibáñez

Todos los derechos en Paraguay

07/08/2024

  • Autor: Silvana Ibáñez (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de octubre de 2025 a las 15:40
  • Comentario del autor sobre el poema: A todas las que logramos sobrevivir. Encontrando fuerza donde parecía no haberla, reconstruyendo, con voz, cuerpo y mente, la fe en la vida. Somos muchas las que volvimos a sonreír, las que caminamos con cicatrices… pero también con alas. Porque somos una más de otra lista. Porque seguimos aquí: vivas, libres y amando.
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 6
  • Usuarios favoritos de este poema: Carlos Baldelomar, Gustavo Affranchino, ANGHELUZ., nachosol
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Comentarios +

Comentarios1

  • Gustavo Affranchino

    ¡Amazona valiente, poetiza invensible!
    Dios... trazás el rumbo a seguir. ¡Adelante!
    Abrazo desde Argentina.



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