La presión de mi dedo: la burbuja explotó,
incluso el jabón líquido huyó de mis manos.
Los leones entraron a nuestras sábanas
y atravesaron nuestro amor con sus colmillos.
Estaba destinado a amarte visceralmente,
como la lluvia a caer sobre los árboles.
Sin embargo, mi amor fue mal ejecutado,
ejecutando cada mes tu amor hacia mí,
marchitando las flores y acercando lejanía.
Mi lluvia, aunque podía llenar mares,
era ácida y maloliente, ruin peste;
rompía tu paraguas y hervía tu frente.
Ahora que mi toalla nunca volverá
a acariciar tu cuerpo desnudo,
me doy cuenta de que amar sin amarse
es como querer hablar y ser mudo.
Abriste la puerta que yo nunca me atreví,
y nos obligaste a salir; me tiraste al desamor.
Tuve que aprender a no aprehenderte,
llenar mi propio mar sin tu sal dulce,
acariciar mi propia toalla desnudo,
aunque el llanto se escondía en la ducha.
Tuve que espantar a los leones de mi cama,
aunque después tu recuerdo me mordía.
Estabas destinada a quemarme intensamente,
para así amar a ese espejo oxidado de mi mente,
y convertir, purificada, el ácido de mi lluvia.
Aunque en lo íntimo de esta poesía
confieso que hubiera preferido otra musa,
otra piel desnuda, en mi cama otra encima;
desearía haber amado a otra mujer.
Antes de ti, que otro amor me hubiera roto;
me gustaría haber cruzado este infierno
antes de ti, que otra mujer,
con el dolor de su adiós, me inspire mejora.
Y haber llegado después a ti,
con un hogar y un amor
de cimientos fuertes,
destruyendo una destrucción.
Pero estaba destinado el mundo
a
matar
nuestro amor
completamente.
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Autor:
Jared Rosado (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 21 de octubre de 2025 a las 10:37
- Categoría: Amor
- Lecturas: 2
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