Si falto es que me he ido, válido el veneno que empezó por el oído...
Qué desidia recordar el hogar que tuve un día.
Demasiado ya he llorado su fatalidad intrínseca.
De lo que tanto pretendí nada hay a la vista.
Dejo el mundo que se hunda junto con su terca angustia,
yo en mi caparazón muy dentro hasta que asusta.
Me animo a hacer mi vida retrato de este agravio,
y quizás sea una osadía siquiera el intentarlo.
Silencio siempre en torno incómodo y como obstáculo
de la ruta que ahora escojo por loco o por borracho.
Borrando estoy las huellas de mi paso por los charcos.
Sentado aquí a mi vera tengo el hado que me espera.
Que cada uno llegue a sus propias conclusiones.
Sediento del placer sequé los manantiales;
mis ansias desfloraron en otras casi iguales,
y vi la infinidad del cielo reafirmándose
en mitad del desamparo a que habitúo,
que es legado de la fiebre y del trastorno
yo que sufro inmensamente sin siquiera algún descanso.
Acaso si regreso desde el núcleo
concédeme un deseo aunque sea el último,
con total desinterés que afrontó otro capítulo
similar al de después de dar la vuelta al círculo
primero en mi nivel de vicio,
que no quiero hasta morir pero a veces necesito
del compromiso a que me obliga.
Inseguro del tránsito me destruyo de ígneo
ya sin más sacrificio que el que cupo en designio
tan delicado desde mis dedos: lo inconfesable
cada noche que vuelvo al hábito
porque aún algo complace de mí esa parte
que mantengo al margen
de a cuanto puedan otros pensar que se deba.
Me abandono yo al espacio amplio entre nosotros
mientras más nos dislocamos prontos a estos rumbos
con promesa de algo exótico,
ahora mustio yo que estoy víctima de todos mis antojos,
que es tal la conmoción a la que me arrojo
como un prestigioso rito metido hondo en razón
tan cenagosa, todavía en desacuerdo con conceptos que se abusan.
Me sé el camino hacia mi ruina,
que siempre va unida a lenguas desbocadas
ante un azar de imágenes acaso si termina
la rutina incluida de forzarme
a hacer que encajen tantas tardes sin medida constatable.
Perdida la vida en querer parecer me santiguo
sobre mi deuda presente a los pies,
recuerdos de épocas que vienen después...
Me pierdo la fe más según pronto amanece
en la red que me tiendo a placer
sin siquiera un propósito, yo que me aíslo
tan distante de su etérea grandeza.
Las letras inconclusas permanecen tras del caos
en mi persona como un cálculo ancestral
apenas si comprendo un poco de esas fórmulas
que dicta la intención que se le ponga
al acto en su comienzo.
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Autor:
Haz Ámbar (
Offline)
- Publicado: 17 de octubre de 2025 a las 04:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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