Quizás no lo notes,
pero se siente.
Quizás no te importe,
pero lo digo.
Quizás no lo veas,
pero me mata…
Y quizás aún sigo,
porque aún siento.
La vida es una escuela:
si te caes y no te levantas, te pisan.
Fue tarde cuando entendí
que solo fui la escalera
para que tú llegaras a la cima.
Sé que te duele,
pero más me duele a mí
verme en este abismo
sin saber cómo salir.
Un “buenos días” no lastima a nadie,
un “¿cómo amaneciste?” pesa menos
cuando ya no duermes en casa.
El amor verdadero se preocupa
por si abriste los ojos al alba.
Pretextos habrá,
pero justificaciones jamás.
No se puede exigir amor
donde el amor se reparte
de forma equivocada.
Ser madre no es ser alcahueta,
es corregir con amor.
Ser esposa no es dar la razón,
es edificar para que haya proyección.
Dos almas pueden conocerse con el tiempo,
pero no siempre ser de la misma sangre.
A veces el amor se disfruta en el paso,
y si no lo valoras, si no lo cuidas…
se marchita,
se muere.
No se trata de sacar en cara el sacrificio,
sino de que valoren
cuando aún hay amor.
Muchos dan a cambio de una cama,
otros por interés o compañía.
Pero el amor…
el amor te da sin tocarte,
sin conocerte,
solo por sentir tu néctar,
esa esencia sagrada
que se valora
cuando ya no está.
-
Autor:
JOHAN PEÑAFIEL (
Online)
- Publicado: 16 de octubre de 2025 a las 11:58
- Comentario del autor sobre el poema: No busco lástima ni reclamo nada… solo quiero que entiendas que detrás de mi silencio hay una persona que sintió de verdad, que luchó, que esperó, y que aún con el corazón roto, sigue creyendo en el amor.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.