JOHAN PEÑAFIEL

QUIZAS

Quizás no lo notes,

pero se siente.

Quizás no te importe,

pero lo digo.

Quizás no lo veas,

pero me mata…

Y quizás aún sigo,

porque aún siento.

 

La vida es una escuela:

si te caes y no te levantas, te pisan.

Fue tarde cuando entendí

que solo fui la escalera

para que tú llegaras a la cima.

 

Sé que te duele,

pero más me duele a mí

verme en este abismo

sin saber cómo salir.

 

Un “buenos días” no lastima a nadie,

un “¿cómo amaneciste?” pesa menos

cuando ya no duermes en casa.

El amor verdadero se preocupa

por si abriste los ojos al alba.

 

Pretextos habrá,

pero justificaciones jamás.

No se puede exigir amor

donde el amor se reparte

de forma equivocada.

 

Ser madre no es ser alcahueta,

es corregir con amor.

Ser esposa no es dar la razón,

es edificar para que haya proyección.

 

Dos almas pueden conocerse con el tiempo,

pero no siempre ser de la misma sangre.

A veces el amor se disfruta en el paso,

y si no lo valoras, si no lo cuidas…

se marchita,

se muere.

 

No se trata de sacar en cara el sacrificio,

sino de que valoren

cuando aún hay amor.

 

Muchos dan a cambio de una cama,

otros por interés o compañía.

Pero el amor…

el amor te da sin tocarte,

sin conocerte,

solo por sentir tu néctar,

esa esencia sagrada

que se valora

cuando ya no está.