Navegando en el fondo de sus ojos,
me encontré, con la miel, de su mirada,
supe que de mi estaba enamorada,
transitando entre sus dulces antojos
Y, con gran beso entré en el torrente
de rojo corazón, tan palpitante,
sus pulsos, me gritaban incesantes,
los deseos de rojo reluciente.
Rosadas sus mejillas delataban
mi presencia interior, de psión llena,
caminando orgullosa, tan ajena,
de gentes que curiosas nos miraban.
Envidia el embeleso de amor ciego,
de gentes que miraban sin sosiego.
Todos los derechos reservados ©
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
15/10/2025
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Autor:
Salvador Santoyo Sánchez (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 16 de octubre de 2025 a las 11:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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