No. No nadé.
Me quedé inmóvil en el agua,
esperando que, por fin, la presión me matara.
Pesada sentía el agua;
mis pulmones estaban a punto de estallar.
Y un ángel con alas llegó a sacarme.
¿Cómo se dio cuenta de que estaba ahí,
a punto de morir,
aprisionada por mi sentir?
No permití el cariño de aquel ángel,
pues al notar heridas en sus alas,
no supe cómo curarlas.
Y volví a ahogarme en ese mar
de desesperación.
Perdón por no aguantar lo suficiente,
por ahogarme en soledad.
Si la corriente llega a llevarme,
no quiero que la ausencia de mi cuerpo te pese.
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Autor:
Jenn Caicedo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2025 a las 21:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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