Recuerdo aquella llamada
con la voz entrecortada…
Fue una de esas mañanas
donde el sol amanece,
pero no calienta,
donde el suelo desaparece
bajo los pies
y la impotencia toma el alma.
La noche anterior me dormí
con un presentimiento extraño,
como si el corazón ya supiera
lo que la mente no entendía,
un presagio que dolía
sin palabras.
La noticia de tu adiós
fue un balde de agua fría
en pleno invierno,
una realidad temida,
pero jamás aceptada.
Mi corazón —de cristal—
se quebró contra la piedra
de lo irreversible.
Recé a Dios,
le supliqué que no te llevara,
y aun así,
no pude detener el destino.
Me rebelé en silencio,
preguntándome
cómo un alma tan hermosa como la tuya
podía partir
dejándome este duelo
que aún hoy me corta
como filo de cuchillo
sobre una herida que no cierra.
Perderte fue naufragar
sin dirección,
porque no solo fuiste mi sangre,
fuiste más allá de mí,
el refugio celestial
donde podía ser yo
sin máscaras ni juicios.
Cómo olvidar tus palabras,
tus consejos sabios,
tu amor hecho de gestos
porque las palabras
te quedaban pequeñas.
El tiempo pasa,
pero en mi subconsciente
resuena tu voz,
tu sonrisa serena,
la mirada que hablaba
en un idioma
solo mío.
Fuiste hogar,
camino,
principio,
legado,
y ese recuerdo vivo
que me enseñó
que el amor verdadero
también sabe ser eternidad.
A veces tomo el teléfono
esperando oírte,
como si el no tenerte
fuera solo un mal sueño
del que despertaré.
Pero no es así.
Los años siguen,
y aquellas golondrinas
que cantaban en mi ventana
callaron su canto,
como si ellas también supieran
que el día en que te fuiste,
también se fue una parte de mí.
Desde entonces,
mis mañanas tienen silencio,
y el tiempo,
igual que yo,
aprendió a llorarte.
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Autor:
Poemas De Una Mente Joven. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2025 a las 00:35
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es dedicado a la memoria de mi querido abuelo, hombre que forjó a la mujer que soy hoy, al que sigo agradeciendo tanto, sé que algún día te volveré abrazar, me volveré a escuchar tu voz, y que me vas a decir que todo estará bien aun con el alma rota, y el mundo hecho pedazos. Gracias por tu amor incondicional, y por sembrar tantas memorias en mi corazón. Los hombre grande solo mueren el día en que son olvidados y tú siempre vivirás en cada uno de mis pasos y en lo más profundo de mi ser.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 1
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