Silva Arromanzada I: La Brisa.

Ángel Ruiz Egea

¿Qué es esta ráfaga, extrañada y sola,

de viento que perdida

en su rumbo divaga?

Huérfana se ha quedado, nada aviva

su soplar refrescante,

que entre tanto bochorno fantasías

al asentado induce

al süeño profundo. Las estrías 

sudorosas resbalan por el cuerpo,

enjuagan de perfidia

y pesada sustancia

nuestros hombros, dejando la porfía

— y nos llaman osados —,

de los céfiros fresca compañía

a merced del azar.

Donde se halle un momento de tranquila

calma, o en indeciso

de tormenta fragosa — nunca esquiva,

siempre puntual a la época

que es del año famosa —, nos incita

a cobijar con gozo nuestras almas

al seno de la brisa

que con las ansias tanto se recibe.

Todo por ser divisa

del alivioso instante,

do el calor reivindica

desde el cielo turquesa su reinado.

Con bravura crepita

las sienes con su poderío, agota

el placer, y los ánimos derriba.

 

Mas todo este delirio,

este enjambre de rayos que mal pica

a la faz de la tierra...

Parece que la vista

vuelve a ver acercarse a la envïada

del cénit la altiva

empresa, envolviendo

— de cuando en cuando, fina

y más veces estrecha —,

el mudano terreno. ¡Algarabía,

pronto caerá la noche,

y sus múltiples hordas glorifica

a los ardientes mártires

de la época vencida!

  • Autor: TheXXIDaPonte. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de octubre de 2025 a las 13:09
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 1
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