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Abrir la puerta al cielo es despojarse
antes de todo peso, alzar las alas
que da la fe, vestir las blancas galas
de la simplicidad y arrodillarse.
Reconocer la Altura es arrobarse
junto a un pensamiento sin escalas.
Dejarle atrás al mar las horas malas
y de humildes virtudes alhajarse.
Entrar por la dorada puerta suena
a coros de jardines acerados
y al habla del amor entre las rosas.
Solo se abre tal puerta al alma plena,
lista a gozar alcázares perlados
y fragancias de pátinas herbosas.
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Autor:
Enrique Fl. Chaidez (
Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2025 a las 03:20
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque
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