EPITAFIO DE MADRUGADA

Javier.

Aquí yace lo que nunca dije,
palabras que se desvelaron conmigo
cuando el mundo dormía.

Que quede claro...
si mi nombre se olvida,
el tuyo será la última sílaba en mi boca,
la que se aferra incluso al silencio.

No pido memoria, ni flores, ni plegarias,
sólo que alguna madrugada
te roce la certeza
de que alguien, en otra esquina del tiempo,
te pensó hasta volverse ceniza.

Y que ese alguien fui yo,
escribiendo en la penumbra
un epitafio sin tumba,
donde lo único que importa
es tu nombre encendido en la oscuridad.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.