EL CICLO

Elias Castellano

 

Salí a saludar la tarde

cuando ya estaba cayendo

y me dijo en un desplante:

-¿No me ves que estoy muriendo?

Déjame plegar las alas.

Deja que tienda mi cuerpo.

Que venga la negra parca

a cubrirme por entero.

Que ya he dormido a las flores

para ocultarles mi duelo.

 

Campanas. ¡Suenan campanas

con triste voz dolorida!

Y en la puntiaguda torre

quedó la tarde prendida.

 

El caballo de la noche

corre buscando guarida

para ocultar el arnés

que dejó a la tarde herida.

Herida quedó de muerte.

Despojada del color

con que su luz la vestía

de lujuria y esplendor.

 

Le ponen negros crespones.

Faroles por las esquinas.

Hasta que nazca otra tarde

con nuevas ansias de vida.

 

Todo termina en el ciclo.

Nada dura eternamente.

Todo lo que al mundo llega,

luego, lo borra la muerte.

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