Tocado por Huestes invisibles
bebí el Kosmos para hallar la candela
que rueda entre los pasos.
Me reconocí viajero del silencio;
jardinero de rosas sin abrir;
siervo del espíritu infinito;
lazarillo de tormentas insondables.
Me reconocí reflejo de un sol desconocido;
me vi pequeño,
me vi adentro y afuera;
me vi luz y sombra.
ángel y demonio,
guerrero pacificador;
soñador de signos transparentes y profundos
que surcan la conciencia
del logos colectivo.
Tocado por las huestes invisibles,
me reconocí nada y todo,
lluvia eterna y sin azares.
Movido por el aire largo y blanco,
saqué a danzar mi sol de espuma
ahora y para siempre.
-
Autor:
Oscar Albanecich (
Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2025 a las 02:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Llaneza, Mauro Enrique Lopez Z., benchy43
Comentarios1
Buen trabajo,
la imagen es perfecta,
no somos nada,
ni grano de arena,
ante el ancho y vasto mar,
que solo es grano...
¡ante la inmensidad!
Aquí mis aplausos,
sigue así.
Muchas gracias Jesús Ángel por tu motivador comentario. Un abrazo fraterno, saludos desde Quilpué, Chile.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.