LLAMADA

Oscar Albanecich

Tocado por Huestes invisibles

bebí el Kosmos para hallar la candela

que rueda entre los pasos.

Me reconocí viajero del silencio;

jardinero de rosas sin abrir;

siervo del espíritu infinito;

lazarillo de tormentas insondables.

Me reconocí reflejo de un sol desconocido;

me vi pequeño,

me vi adentro y afuera;

me vi luz y sombra.

ángel y demonio,

guerrero pacificador;

soñador de signos transparentes y profundos

que surcan la conciencia

del logos colectivo.

 

Tocado por las huestes invisibles,

me reconocí nada y todo,

lluvia eterna y sin azares.

 

Movido por el aire largo y blanco,

saqué a danzar mi sol de espuma

ahora y para siempre.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1

  • Jesús Ángel.

    Buen trabajo,
    la imagen es perfecta,
    no somos nada,
    ni grano de arena,
    ante el ancho y vasto mar,
    que solo es grano...
    ¡ante la inmensidad!

    Aquí mis aplausos,
    sigue así.

    • Oscar Albanecich

      Muchas gracias Jesús Ángel por tu motivador comentario. Un abrazo fraterno, saludos desde Quilpué, Chile.



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.