Él es dócil, como brisa que acaricia,
en sus ojos habita una melancolía,
pero si lo miras de frente, sin prisa,
su luz despierta al alma y la envuelve en poesía.
La primera vez que sus ojos hallé,
fue un destello, un “clic”, un hechizo divino,
como en historias donde el destino se ve,
y supe al instante que era mi camino.
Quise guardar su corazón en mis manos,
cuidarlo del mundo, de sombras y daños,
abrir mi pecho, darle un lugar sagrado,
donde el calor nunca falte en los años.
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Autor:
Daira Rodríguez (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 26 de septiembre de 2025 a las 02:34
- Categoría: Amor
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Gianella (G.V.E.) 🌹
Comentarios1
Bello y tierno escrito colmado de cuidados y protección.
Me gustó leerte, felicitaciones.
Saludos
Gianella
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