Dai Rodriguez

El es

Él es dócil, como brisa que acaricia,

en sus ojos habita una melancolía,

pero si lo miras de frente, sin prisa,

su luz despierta al alma y la envuelve en poesía.

 

La primera vez que sus ojos hallé,

fue un destello, un “clic”, un hechizo divino,

como en historias donde el destino se ve,

y supe al instante que era mi camino.

 

Quise guardar su corazón en mis manos,

cuidarlo del mundo, de sombras y daños,

abrir mi pecho, darle un lugar sagrado,

donde el calor nunca falte en los años.