Bajo la luz ambarina
de un club que se duerme,
tu voz es la llama
que arde y no teme,
Diana Krall, mujer,
en tus manos
el piano es pecado,
un fuego de notas
que late a tu lado.
No es solo el blues,
es el ruego, el deseo,
la piel que se eriza
en cada floreo
entre el grave gemido
de cada canción,
se esconde una historia
de ardiente pasión.
Tus dedos se deslizan,
no tocan, anhelan,
y el aire se vuelve
fragancia que exhalan,
y reinas como reina
de un reino de sombras,
donde el alma desnuda
sus más hondas zozobras.
Tu música es un beso
que nunca termina,
un suspiro que quema,
una copa de espinas,
que al cerrar los ojos,
solo queda un temblor:
el eco de tu arte,
la fiebre del amor.
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Autor:
Leoness (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 23 de septiembre de 2025 a las 09:32
- Categoría: Amor
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., Salvador Santoyo Sánchez
Comentarios2
Viva la música poeta y quien la hace vibrar.
Saludos y que el ritmo no pare.
Rosa chillón , no lo recomiendo para un trabajo final
...pues, pensaba que el color no determina la calidad. Saludos
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