Lo dejó ir
Lo dejo ir.
No porque el amor muriera,
sino porque era un incendio
que ya no cabía en la respiración del mundo.
Lo amaba como se ama a un dios sin rostro,
como se reza a una herida
que aún sangra y aún bendice.
Retenerle
era querer encerrar un relámpago en la boca,
era beber cuchillos
y llamar agua a la herida.
Lo llevó hasta la orilla más antigua,
donde el amor no pide ni ofrece:
solo mira,
ciego,
como un monje que aprendió a callar la eternidad.
Allí le entregó su silencio,
un silencio poblado de cenizas,
de relojes quebrados que aún goteaban horas,
de códices abiertos en una lengua sin nombre.
Su alma pedía cielo.
Ella solo tenía tierra.
¿Y quién no abre la mano
cuando un halcón tiembla
como palabra atascada en la garganta?
Lo dejó ir.
No porque el amor se extinguiera,
sino porque entendió, de golpe,
que el amor no suplica,
el amor arde,
y arder también es dejar.
Lo dejó ir:
como cae un planeta exhausto
devorado por su órbita,
como se rompe un sueño
al filo del primer gallo.
Fue amor.
Y por eso lo dejó volar,
para que no muriera en su jaula,
para que ella muriera con él
en el vuelo—
y allí,
en esa combustión,
entendió que amar
es aprender a desaparecer
como las estrellas
cuando regresan a la oscuridad
que las engendró.
—L.T.
-
Autor:
LOURDES TARRATS (
Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2025 a las 11:10
- Comentario del autor sobre el poema: Amigos, es solo in poema...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Pais, Salvador Santoyo Sánchez, Javier Julián Enríquez, Josué Jaldin, Emilia🦋, JAVIER SOLIS, Mª Pilar Luna Calvo
Comentarios6
Esta vida...
Sus praderas, sus laberintos
Y aquel solitario tránsito.
Saludos, Lourdes. Gusto de leerte. Que tengas buen día 🏙
Gracias Ivan, buen día para ti también,
Un abrazo.
Qué lucidez cuando el amor se vuelve fuego y la renuncia, un acto de santidad: tu poema quema la urgencia y mineraliza el duelo en silencio.
Las imágenes —relámpago en la boca, halcón que tiembla, planetas devorados— trabajan como catarsis lenta; cada estrofa es un paso hacia la aceptación que no humilla.
El cierre, donde amar es aprender a desaparecer, me dejas con la respiración contenida.
Un abrazo.
Querido amigo Justo,
Gracias por leer con tanta intensidad.
Tus palabras me abrazan justo en ese lugar donde uno escribe con la herida abierta y aun temblando.
Sí… a veces, dejar ir es el gesto más silencioso del amor. Como bien dices: una santidad sin altares, una desaparición sin derrota.
Que hayas sentido el poema como una catarsis lenta, como un fuego que no quema, pero transforma… me conmueve más de lo que puedo decir con exactitud. Gracias por acompañar ese viaje con tu lectura.
Un abrazo inmenso,
Lourdes
Muy bello poema.
Todo regresa al origen.
Saludos poetisa Lourdes Tarrats
Muchísimas gracias, Salvador.
Asi es, todo regresa a su origen. La eternidad también duerme.
Un abrazo,
Muchas gracias, estimada amiga Lourdes, por este bello y reflexivo poema, en el que es posible vislumbrar la paradoja del amor y de la liberación. En este contexto, la renuncia, lejos de ser un acto de extinción, se revela como la culminación del amor, un acto de «combustión» que trasciende la posesión. Así las cosas, la voz poética, en su silencio contemplativo, comprende que amar es desvanecerse en la oscuridad primordial, que se fusiona con lo desconocido. Considerando esto, el lenguaje, impregnado de bellas metáforas de índole cósmica y existencial, eleva la experiencia a una dimensión filosófica, en la que el amor se manifiesta como un ciclo de creación y disolución.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Querido poeta y amigo Javier,
Tu lectura me honra y me conmueve profundamente. Has captado con sensibilidad esa paradoja que intenté transmitir: que en ocasiones la renuncia no es abandono, sino la forma más pura de entrega. Me emociona que hayas leído en el poema una “combustión” que trasciende la posesión… porque, en efecto, a veces amar es desaparecer con dignidad en lo inevitable.
Gracias por llevar mi lenguaje a esa dimensión filosófica desde donde la palabra no solo nombra, sino que acompaña. Tu mirada, tan lúcida y generosa, hace que escribir valga la pena.
Te abrazo con el alma y gratitud sincera.
—Lourdes
A veces, una forma de amar es dejar ir a la otra persona, sin retenerla.
También sirve de consuelo para nosotros, aunque al principio no nos demos cuenta.
Muchas gracias por compartirlo, Lourdes.
Un abrazo.
Lo dejó ir.
No porque el amor se extinguiera,
sino porque entendió, de golpe,
que el amor no suplica,
el amor arde,
y arder también es dejar.
Preciosos versos mi bella amiga, Tienes razón cuando un amor no es para ti es mejor dejarlo partir y es la forma más sublime de amarlo para que sea feliz.
Con muCho cariño
JAVIER
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.