El Ocaso del Pan Compartido

jtaltuve


De la mortaja al pacto,
la distancia es un suspiro.
Hoy, la lágrima es sagrada,
mañana, el brindis es con el parricida.

Así es el teatro de las máscaras,
donde la lealtad es un espejismo
y el único dios es la ganancia.
Son la veleta que el viento doblega,
el camaleón que se adapta sin alma.

Se sientan a tu lado en el duelo,
tejen promesas con hilo de lluvia,
pero al primer destello de una mesa más pródiga,
celebran con el verdugo que te hirió,
y en su sonrisa, el silencio de tu derrota.

Es el pacto con el diablo de la conveniencia,
un alma que se vende por un plato de lentejas,
sin la vergüenza de la verdad,
sin la nobleza del alma.

Pero la caída, el naufragio,
es el crisol donde se forja el carácter.
Ahí, en la arena de tu fracaso,
se revela el rostro genuino,
el que te abraza por quien eres,
y no por el papel que representas en su obra.

Porque el verdadero, el que tiene palabra,
jamás comulga con el traidor.
Aunque el mundo le dé la espalda,
no compartirá su pan con quien te destruyó.
Abre los ojos a la cizaña,
que no todo el que se acerca
es por respeto, es por hambre.
La firmeza de unos pocos es el único faro
en este mar de falsas lealtades.

JTA.

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  • Autor: jtaltuve (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de septiembre de 2025 a las 10:21
  • Comentario del autor sobre el poema: Este poema nace de un pensamiento crudo y honesto que escuché. Me hizo reflexionar sobre la naturaleza de la lealtad y la hipocresía en la vida de las personas. No es una crítica, sino un espejo. Un intento de explorar cómo la gente puede pasar de la amistad más profunda a la traición, sin que nada les inmute. Con estas palabras, quiero invitarte a mirar más allá de las apariencias. A entender que el verdadero valor de una persona no se mide en la cantidad de sonrisas que te da cuando todo está bien, sino en la firmeza con la que te sostiene cuando todo se derrumba. Mi intención es simple: motivar a que valoremos a aquellos pocos que se mantienen firmes, los que te apoyan sin importar las circunstancias, y a que abramos los ojos ante quienes cambian de bando al primer soplo de viento. Es un recordatorio de que en las malas, es donde se ven los verdaderos. Piensen en esta Reflexión a la que titulo: El Jardín de la Lealtad Piensa en las personas como en un jardín. Algunas son flores que florecen con el sol, pero se marchitan si la nube es tu sombra. Esas son las que hoy te abrazan en la luz, y mañana te miran de lejos en la oscuridad. No las juzgues, simplemente obsérvalas. Acepta que su lealtad es como un río que sigue el curso de la conveniencia. Lloran contigo en el entierro del amigo, y al día siguiente, ríen y comparten el pan con quien te hirió. Su corazón es como una brújula que solo apunta hacia donde hay un beneficio. Pero no te desesperes. La vida es un viaje, y en el camino, las tempestades nos revelan la verdadera esencia de cada uno. Es en la lluvia, no en el sol, donde las raíces profundas se aferran a la tierra. Es en la traición y en la caída, donde se ven las almas de verdad. Aquellos que se quedan, que te abrazan incluso cuando no eres útil, que te quieren por quien eres, no por lo que tienes. Y el que te ama de verdad, jamás se sentará a la mesa de quien te lastimó. Nunca lo verás compartiendo el pan con el enemigo, porque el verdadero amor es firme, es inamovible. No te quedes con una multitud que te da la espalda al primer viento fuerte. Busca la quietud de unos pocos, aquellos que se mantienen firmes y que te darán la mano, incluso cuando el mundo entero te la suelte. Recuerda: la lealtad es un regalo que solo el tiempo y la adversidad te revelarán. JTA.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
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