Cuando contemplo el páramo doliente
donde yacen las flores marchitadas,
y escucho las plegarias desoladas
que el viento trae cual música inclemente;
siento en mi pecho el látigo inclemente
de mil batallas nunca terminadas,
de sangre y de aflicción entrelazadas
cual sierpe que devora lo inocente.
¡Oh guerra! En tus altares inmolamos
la paz, la juventud y la esperanza,
mientras al cielo mudos imploramos;
y en este duelo eterno que no alcanza
final, los seres todos nos tornamos
ceniza que el dolor al aire lanza.
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Autor:
Javier Julián Enríquez (
Offline) - Publicado: 16 de septiembre de 2025 a las 19:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 348
- Usuarios favoritos de este poema: Fabio de Cabrales, mauro marte, JUSTO ALDÚ, Mª Pilar Luna Calvo, Tommy Duque, Mauro Enrique Lopez Z., Salvador Santoyo Sánchez, EmilianoDR, Rafael Escobar, 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮, CBR, ElidethAbreu, Gonzalo Márquez Pedregal, racsonando, JAGC, alicia perez hernandez, El Hombre de la Rosa, Llaneza, Nelaery, Carlos Baldelomar, leo albanell, DRM, Emilia🦋, Lincol, Jaime Correa, pasaba, La Hechicera de las Letras, Gloria Villanueva, Lualpri, Andy Lakota👨🚀, Antonio Miguel Reyes, Violeta, Lucas Porter, Alma Eterna, Martha patricia B, Manu cramps, AnnaSerena28, rosi12

Offline)
Comentarios16
Bonito poema. Puede interpretarse también como la guerra interna del hombre y sus contradicciones. Saludos.
Muchas gracias, Fabio, por tu valioso comentario que aporta más significado al poema. Así es, tal como muy bien señalas puede interpretarse como una guerra interna del ser humano y sus contradicciones inherentes. No obstante, su alcance trasciende la esfera personal y se proyecta hacia una dimensión universal. En tal sentido, la experiencia individual se diluye y se transforma en una condición humana compartida, en la que toda la humanidad se convierte en «ceniza que el dolor al aire lanza». Esta imagen simboliza la anulación de la identidad y la disolución del ser en el vacío provocado por la guerra, así como la pérdida y el sufrimiento inherentes a la condición humana. Por otra parte, constituye una reflexión sobre la fragilidad de la existencia y la inevitabilidad del dolor, elementos que trascienden el tiempo y el espacio y repercuten en la experiencia colectiva. Considerando esto, las guerras, en su naturaleza intrínseca, simbolizan la negación de la vida y la disrupción del tejido social. Estas situaciones pueden ser catalizadoras de sufrimiento y generadoras de traumas que perduran a lo largo de las generaciones. Ciertamente, la pérdida de vidas humanas, la desintegración familiar, la erosión de los valores morales y la devastación del entorno natural son consecuencias inherentes a cualquier conflicto bélico. La guerra, en su afán destructivo, aniquila la esperanza y sumerge a la humanidad en un abismo de desesperanza, dejando tras de sí un legado de cenizas y dolor.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Hay tantas guerras en el mundo, es una sinrazón, y las tropas españolas en las fronteras polaca y rumana, que no se sabe que va a pasar. Y lo de Gaza, matando niños... y vendiendo armas a África, y luego tiene la gente que huir en pateras y nos quejamos que vengan aquí, todo es un despropósito. Un abrazo.
Muchas gracias, M.ª Pilar, por tu comentario tan certero y real como la vida misma. En el contexto actual, marcado por la proliferación de conflictos bélicos a escala global, ejemplificada por las tensiones en las fronteras de muchos países, así como la tragedia en Oriente Próximo, se evidencia una profunda crisis moral y existencial. La sucesión incesante de hostilidades, la pérdida de vidas inocentes, especialmente la de los niños, y la perpetuación del comercio de armas, constituyen una serie de acciones inaceptables que socavan los cimientos de la civilización. En este contexto, la guerra, en su naturaleza intrínseca, constituye una negación de la razón y un atentado contra la dignidad humana. Sus consecuencias, que trascienden el ámbito físico, se extienden a la psique individual y colectiva, generando traumas, desarraigo y desesperanza. La huida desesperada de poblaciones enteras, obligadas a abandonar sus hogares en busca de refugio, es un testimonio evidente de la barbarie inherente a los conflictos armados. A este respecto, debemos llevar a cabo una profunda reflexión que nos impulse a cuestionar las causas fundamentales de esta persistente violencia. En ese marco, resulta necesario analizar las estructuras de poder, las ideologías que las justifican y las responsabilidades individuales y colectivas. Únicamente mediante un análisis exhaustivo y una determinación inquebrantable de alcanzar la paz, podremos aspirar a un futuro donde la razón y la compasión prevalezcan sobre la barbarie.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
En África y en otras zonas empobrecidas del planeta las guerras siempre se han hecho, y casi se siguen haciendo, a pedradas. Pero en Occidente, y muy al contrario de lo que se cree, las guerras han sido detenidas o si se quiere apartadas del alcance de los Gobiernos: ahora lo que hay y se imponen son los genocidios, tales como los que se dieron e impusieron en Irak, en Libia, en Siria, en Afganistán, en Grimea y ahora en Palestina donde los que matan son solo unos porque los otros no tienen nada para defenderse. Repito: ya no hay guerras, salvo excepciones, y sí genocidios a la Carta.
Muchas gracias, Nkonek, por tu comentario tan certero y real. En las regiones del mundo más desfavorecidas, los conflictos bélicos han persistido en su forma más elemental. En contraposición a la percepción comúnmente aceptada, en las sociedades occidentales la guerra, en su acepción tradicional, ha sido desplazada de la esfera gubernamental. En su lugar, se están produciendo actos de genocidio, lo que supone una transformación que redefine la naturaleza de la violencia. En este sentido, esta metamorfosis bélica, despojada de las convenciones de la guerra, revela una profunda crisis moral y política. Así, la guerra, en su naturaleza intrínseca, representa un fracaso de la razón y la diplomacia, una negación de la humanidad compartida. A este respecto, los genocidios, en particular, representan la culminación de esta degradación, un intento sistemático de borrar la existencia del otro, toda vez que socavan los fundamentos mismos de la civilización. Así las cosas, la repetición de estos actos atroces subraya la necesidad imperiosa de una reflexión profunda sobre la naturaleza del poder, la responsabilidad individual y colectiva, y la búsqueda incesante de la paz.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Así es, no se puede decir y exponer de otra manera. Gracias.
Este soneto se alza como un réquiem solemne, donde el paisaje del páramo se convierte en espejo del espíritu humano herido por la guerra. La cadencia clásica sostiene imágenes de gran fuerza: flores marchitadas, plegarias desoladas, el látigo del dolor que insiste como memoria de batallas interminables.
La guerra aparece no solo como escenario, sino como divinidad oscura que reclama sacrificios: juventud, paz, esperanza. El cierre, con esa ceniza que el dolor arroja al aire, condensa en una sola imagen la fragilidad de la existencia y la violencia que la deshace.
Me ha parecido un poema de tono grave y universal, que denuncia y lamenta con la dignidad de la poesía clásica.
Saludos hasta Valencia
Muchas gracias, amigo JUSTO, por tu valioso análisis y excelente aportación de tu perspectiva sobre el poema. Así, en este contexto, la guerra no se manifiesta únicamente como un escenario bélico, sino como una entidad divina tenebrosa que exige sacrificios: la juventud, la paz y la esperanza. De esta forma, el cierre, que muestra la imagen de la ceniza que el dolor arroja al aire, condensa en una sola metáfora la esencia de la fragilidad humana y la violencia que la consume. En esta línea, el soneto constituye una reflexión acerca de la pérdida, la memoria y la capacidad del espíritu humano para perseverar, aun en medio de la desolación más profunda.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
siento en mi pecho el látigo inclemente
de mil batallas nunca terminadas,
de sangre y de aflicción entrelazadas
cual sierpe que devora lo inocente.
Cuán lamentables resultan los hechos que anteceden a las guerras.
Saludos poeta Javier Julían Enríquez
Muchas gracias, amigo Salvador, por tu apreciado comentario: «Cuán lamentables resultan los hechos que anteceden a las guerras». La antesala de los conflictos armados, caracterizada por un cúmulo de tensiones, intrigas y decisiones fatídicas, constituye en sí misma un territorio desolado de la razón y la humanidad. En tal sentido, esta situación implica una condena moral y un llamado a la prudencia. Implica reconocer que el conflicto bélico no emerge de manera espontánea, sino que es el resultado de una concatenación de acciones y omisiones que, en su conjunto, revelan la fragilidad de la civilización y la perenne amenaza de la irracionalidad humana.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
✅✅✅🤝🤝🤝
Javier, me he gozado de leer dos sonetos seguidos en el portal y este de paramos y flores, me ha gustado muchísimo.
Saludos 👋
Muchas gracias, amigo Emiliano, por tu estimado comentario y compartir tu valiosa perspectiva sobre el poema. La disposición de elementos que podrían parecer dispares, como los páramos y las flores, sugiere una tensión dialéctica entre la aridez y la exuberancia, entre la desolación y la esperanza. Esta dualidad, inherente a la existencia, se manifiesta de manera recurrente en la historia, especialmente en los periodos previos a los conflictos bélicos.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Un grito desgarrador que lanza al mundo el deseo te todos los mortales que lo habitamos; que las metrallas se conviertan en rosas y las ambicione de poder en nubes de esperanza para un mundo mejor. Mi admiración viaja hacia ti con mi fraternal abrazo y mi leal aprecio a tu gentil amistad.
Muchas gracias, amigo Rafael, por tu valioso análisis: «Un grito desgarrador que lanza al mundo el deseo te todos los mortales que lo habitamos». Este «grito desgarrador» trasciende la mera expresión de anhelo, que se convierte en una súplica universal emanada desde la conciencia colectiva de la humanidad. Símbolos de la abolición de la violencia y la instauración de la paz, la aspiración a un mundo donde la cooperación y la benevolencia prevalezcan sobre la dominación y el conflicto.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Querido Javier Julián. Gracias por tu soneto del tema de la guerra. Te comparto algunos de mis aforismos sobre esa dolorosa realidad que enciende altares donde arde la inocencia.Cada batalla es un templo oscuro donde se sacrifica el porvenir .
La guerra exige siempre las ofrendas más sagradas: paz, juventud y esperanza. Quien alaba la guerra, olvida que su altar se levanta con lo que hace vivir al hombre.
En definitiva querido amigo: La guerra es un altar sin dioses, pero con demasiados sacrificios, y en la guerra, el sacrificio no salva: condena.
Que pese la sangre derramada, sobre los que promueven y negocian con la vida en las guerras. Los hijos del Presidente de USA, se han asociado con una empresa para fabricar drones a granel, y sacar beneficios de las guerra.
Abrazos.
Muchas gracias, querida amiga Elideth, por tu valioso análisis sobre la cruda realidad de la vida misma y que aporta una mayor perspectiva de significado al poema: «Cada batalla es un templo oscuro donde se sacrifica el porvenir». Cada conflicto bélico, como un templo oscuro, sacrifica el porvenir en aras de intereses que trascienden la mera contienda. La inocencia, como una ofrenda, se ve consumida en altares de dolor, donde la juventud, la paz y la esperanza son las víctimas predilectas. La guerra, desprovista de divinidad, erige su altar sobre el sacrificio humano, toda vez que condena en lugar de redimir. La sangre derramada en los campos de batalla clama contra aquellos que promueven y lucran con la vida. La asociación de las élites armamentísticas, con figuras de poder para la fabricación de armas letales y destructivas, evidencia la mercantilización de la guerra y la perversión de sus fines. Este fenómeno, lejos de ser una excepción, constituye la norma, que perpetúa un ciclo de violencia y sufrimiento en beneficio de unos pocos.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Genial y hermoso tu preciado soneto sobre la Guerra estimado poeta y amigo Javier Julian Enriquez
Saludos de Críspulo desde Torrelavega.
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias, amigo Críspulo, por tu apreciado comentario. El poema, en su esencia, trata de sensibilizar sobre el impacto y dolor infligido por las guerras, que trasciende la mera descripción para convertirse en un testimonio perdurable de la vulnerabilidad humana ante la violencia.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio desde València
Estimado Javier así es la miseria podrida de la Humanidad y todo por el poder y el dinero
Recibe un fuetr abrazo de tu compatriota Críspulo
Las guerras son terribles para la población, que somos los perjudicados.
Mientras tanto, los gobiernos venden armamento para continuarlas.
Utilizan cualquier excusa para hacer sus negocios con ellas y para que se enriquezcan unos pocos con la sangre de las multitudes.
Muchas gracias por compartirlo, Javier Julián.
Saludos.
Muchas gracias, Nelaery, por tu valioso análisis e interpretación del poema que aportan más significado sobre el mismo: «Las guerras son terribles para la población, que somos los perjudicados». Las situaciones de conflicto bélico pueden implicar un profundo impacto en las poblaciones afectadas, quienes se ven expuestas a circunstancias excepcionalmente difíciles. Los gobiernos, en una situación paradójica, contribuyen a perpetuar este ciclo de dolor al comerciar con armamento, lo que, lamentablemente, alimenta la maquinaria de la guerra. Cualquier circunstancia se puede transformar en una oportunidad para generar beneficios, lo que resulta en el enriquecimiento de algunos a expensas de otros. Este poema transmite una profunda reflexión sobre la situación que atraviesan las personas afectadas por los conflictos armados, toda vez que expresa un sentimiento de preocupación y una invitación a la acción para abordar este drama humanitario. La denuncia de la injusticia, la crítica a la hipocresía de quienes promueven la guerra y la empatía hacia las víctimas convergen en una reflexión sobre la condición humana. De esta manera, se busca expresar una profunda preocupación por el sufrimiento humano y una condena contundente a la barbarie.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Así es. Perfectamente explicado.
Muchas gracias, Javier.
Un cordial saludo y fuerte abrazo también.
Poeta: Javier Julián Enríquez.
Gracias, por tan significa entrega filosófica y terrenal.
Su trabajo me recordó mis viajes, por las entrañas del pensamiento de Nietzsche y de Hegel.
Yo diría que la Nada no existe como absoluto vacio, ya que, poe el hecho de ser nombrada ya la ha creado y ha sido nombrada con su nominación real y absoluta.
Gracias, nuevamente, poeta por abordar el tema.
Mis respetos.
Muchas gracias, Raiza, por tu gran aportación y análisis sobre el poema: «la Nada no existe como absoluto vacío, ya que, por el hecho de ser nombrada ya la ha creado y ha sido nombrada con su nominación real y absoluta». La idea de que al nombrar la Nada, se crea y otorga una designación real y absoluta, marca un punto de inicio significativo. Esta perspectiva sugiere una reevaluación de la concepción tradicional de la Nada como una ausencia absoluta, toda vez que propone que su mera enunciación le confiere una existencia, aunque sea en el ámbito del lenguaje y la conceptualización. Al ser nombrada, la Nada se convierte en un objeto de pensamiento, un concepto que puede ser analizado y debatido con la debida consideración. La nominación, en este sentido, no es simplemente un acto de etiquetado, sino un acto de creación, que da forma y sustancia a lo que antes se consideraba inexistente. La argumentación se basa en la premisa de que el lenguaje, como herramienta fundamental del pensamiento humano, posee la capacidad de crear realidades. Al mencionar la Nada, se le confiere un espacio en el universo del discurso y, por lo tanto, en la realidad que percibimos y construimos. La Nada, en este sentido, no se trata de un vacío absoluto, sino más bien de una entidad que existe en la medida en que es concebida y nombrada. Así las cosas, es una entidad que, de manera paradójica, debe su existencia a su propia negación.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Un poema profundo y estremecedor, que retrata con fuerza la herida eterna de la guerra.
Saludos.
Muchas gracias, Lincol, por tu comentario tan acertado, que retrata con fuerza la herida eterna de la guerra, toda vez que se erige como un testimonio evidente de la perdurable cicatriz que la contienda impregna en los seres humanos y sobre su naturaleza destructiva y sus consecuencias perennes. En particular sobre los más débiles.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
HOLA AMIGO Y POETA JAVIER, COMENTARÈ LA ESTRUCTURA YA QUE EL RESTO DE LOS COMPAÑEROS TE LO HAN DICHO TODO.
EN LOS CUARTETOS ABRES LA ESCENA DE LAS GUERRAS, ES EL DESARROLLO Y SU IMPRONTA, Y EN LOS TERCETOS ENCUENTRO UNA MARAVILLOSA PERLA.UN CIERRE ESPECTACULAR.
ENALTECES AL FORO POEMAS DEL ALMA.- UN ABRAZO DE LUZ HASTA TU MADA PATRIA.
Muchas gracias, querida amiga Mirta, por tus bellas palabras.
Un cordial saludo y abrazo de luz con mi más afectuoso aprecio
Este párrafo de tu hermoso, poema, me permito aislarlo del resto, sin con esto, dar a entender, que las otras, partes que conforman el todo, dejen de ser, bellas por hermosas...
"Cuando contemplo el páramo doliente
donde yacen las flores marchitadas,
y escucho las plegarias desoladas
que el viento trae cual música inclemente"
Saludos, estimado por querido amigo de letras virtuales... Syglesias
Muchas gracias, Sergio, por la lectura del poema y apreciado comentario. Así es, al contemplar la extensa y desolada belleza del páramo, donde la belleza floral se manifiesta de manera efímera y el viento transporta sus plegarias, emerge una profunda reflexión sobre la condición humana y la fragilidad de la existencia. En este sentido, el poema, en su estructura, sugiere una crítica sutil pero contundente contra los estragos de la guerra.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Al final no somos nada, y el mundo llenos de conflictos y guerras. un tema para discutirlo, Javier, saludos.
Muchas gracias, Violeta, por tus valiosas palabras tan reales como la vida misma.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
Precioso soneto que, sin ánimo de critica negativa, mejoraría si sustituyeras la "música inclemente" por ejemplo por "música indolente" pues es una inclemencia que en un poema tan sentido se repita inclemente en dos versos consecutivos. Perdona mi atrevimiento. Un saludo.
Muchas gracias, Óscar, por tu valiosa apreciación. La elección de «inclemente» en lugar de «indolente», no es fortuita. «inclemente» es un término que evoca una fuerza implacable, una adversidad que se abate sobre el yo lírico, y que intensifica la sensación de sufrimiento y desamparo. En este contexto, la repetición se erige como un «martilleo», un eco que resuena en la conciencia del lector, que amplifica la magnitud del dolor. La finalidad de esta reiteración es, por tanto, acentuar la crudeza de la experiencia, toda vez que sumerge al lector en la atmósfera de desolación que el poema pretende transmitir. La sustitución de «indolente» por «inclemente» podría atenuar la intensidad emocional del poema, diluyendo de esta forma su fuerza expresiva. En tal sentido, el adjetivo «indolente» sugiere una actitud de pasividad o falta de reacción, que no se corresponde con la vehemencia del sentimiento expresado. En contraste, la repetición de «inclemente» se erige como un acto de resistencia, una afirmación de la persistencia del sufrimiento. En última instancia, se erige como un recurso estilístico, una epímone, que, lejos de constituir un defecto, se revela como un elemento esencial para la comprensión integral del poema.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio de tu paisano
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