Lo mismo que en otoño contemplamos
el lívido color de la azucena;
igual del gran amor, su luz serena
su ocaso en nuestras almas observamos.
Los sueños que una vez feliz soñamos
y fueran refulgente luna llena;
se quedan en nosotros cual condena
y nunca de sus grillos escapamos.
Por eso, algunas tardes cuando miro
de ocaso melancólico celaje;
sintiendo su presencia yo deliro
y añoro de sus besos su brebaje;
que un día provocara gran suspiro
y fuera de pasión sutil mensaje.
Autor: Aníbal Rodríguez.
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Autor:
Rafael Escobar (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2025 a las 10:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Genial tu preciado versar estimado poeta y amigo Rafael Escobar
Recibe un abrazo de Críspulo desde Torrelavega
El Hombre de la Rosa
Es un gran placer para mi espíritu, y un gran regalo para mis letras tener tu honrosa presencia en estos mis versos de aprendiz. Mi fraterno abrazo lleva para ti mi sincero agradecimiento a tu generosidad y mi leal aprecio a tu amistad.
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