Telescopio o corazón
Cuentan las abuelas,
desde los tiempos en que la luna se peinaba en los charcos,
que la estrella que más brilla
es la que más lejos está.
La ciencia, siempre inquieta,
ajusta lentes, calibra distancias,
y con voz de certeza explica:
—Todo es relativo, todo es percepción.
No confíes en el brillo.
Ni en la melancolía.
Pero las abuelas no discuten,
solo suspiran.
Porque ellas miran distinto:
no desde un observatorio,
sino desde el borde de la cuna,
del fogón, del luto.
Los astrónomos tienen telescopios,
ellas tienen
corazones entrenados
en pérdidas, en partos, en adioses.
Corazones que aprendieron
que algunas luces
llegan cuando ya todo ha muerto,
y que otras, invisibles,
encienden la noche desde adentro.
Las abuelas lo saben:
el amor también tiene su física,
sus órbitas secretas,
sus eclipses.
Y a veces sus ojos cansados
ven más allá del tiempo,
más lejos que el Hubble,
más profundo que los años luz.
Porque han aprendido
que no toda estrella se ve
y no todo lo que brilla
alumbra.
Y yo,
que he heredado su forma de mirar,
ya no le pido a la noche certezas:
me basta un profundo deseo
para saber dónde empieza el infinito.
—L.T.
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Autor:
LOURDES TARRATS (
Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2025 a las 03:27
- Comentario del autor sobre el poema: Queridos amigos de letras, Este poema nació entre recuerdos de voces antiguas y noches de cielo despejado. Siempre me fascinó cómo las abuelas sabían cosas que ningún libro explicaba —verdades que no venían del telescopio, sino del corazón. Pensando en esas miradas llenas de experiencia, escribí estos versos, como un homenaje a quienes aprendieron a leer las estrellas desde el alma. A veces, lo que nos guía no es la ciencia, sino una luz más íntima: la memoria, el amor, la intuición. Que este poema les abrace con la ternura de una constelación conocida…
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mª Pilar Luna Calvo
Comentarios3
Genial tu preciado versar estimada poetisa y amiga Lourdes
Recibe un abrazo de Críspulo desde Torrelavega
El Hombre de la Rosa
¡¡Qué belleza y humanismo hay en tus palabras, en tu poema en el decir de tu memoria...!! Guardo en mi alma, más que en mi memoria, palabras de mis dos abuelas y en la memoria la sabiduría de mi bisabuela Angelita que murió un día antes de nacer yo y la que trasladó a la familia toda la memoria que guardaba de siglos y que recogimos. Leyendo tu poema, estimada amiga y compañera de letras, me pregunto qué dejaremos para nuestros nietos y de qué memoria sobrevivirán ellos, de momento vamos a guardar y conservar la que nos ha llegado y aún retenemos.
Gracias.
Las abuelas son el primer grado en la jerarquía familiar, son abuelas y son madres hasta de sus nietos, por eso se les quiere tanto, son las madres de toda la familia, muy bello poema, con la mirada del amor hacia las estrellas, un abrazo.
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