Señor del pasado,
llega su recuerdo sin tocar la puerta,
sin aviso,
sin permiso,
y se instala en mi alma
como si jamás se hubiera ido,
como si el olvido fuera
una historia ajena
que no supimos escribir.
Se acomoda
en la misma esquina del pecho
donde alguna vez latimos al mismo ritmo,
y convierte mi corazón
en su zona de confort,
su refugio secreto,
su guarida eterna.
Los recuerdos llegan
como pájaros en el viento,
revoloteando suaves,
pero despiadados,
trayendo el eco de tus risas,
la tibieza de tu piel,
las miradas que aún me rozan
aunque ya no estés.
Te instalas
en lo más profundo de mí,
suscitando la necesidad que nunca murió,
como si el paso de los años
no hubiera hecho mella,
como si tu nombre aún vibrara
entre mis costillas
cada vez que respiro.
El pasado se vuelve
una película silente
proyectada en mi alma,
y tú, el protagonista invencible
de todos mis inviernos y primaveras.
Te siento
no como un recuerdo borroso,
sino como una presencia viva,
como un amor
que se niega a volverse ceniza,
como una verdad
que el tiempo no pudo borrar.
Y así,
aunque la vida siga,
aunque los relojes no se detengan,
mi alma,
mi terco corazón,
aún te guarda
como quien guarda
un tesoro imposible de soltar.
-
Autor:
Poemas De Una Mente Joven. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2025 a las 11:36
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Sierdi
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.