El poema acostumbra
a ser un epitafio sin sentencia
sobre las espaldas de la noche
reptando adentro
como si creciese
frondosa y pura la raíz
de una feroz nevada
al ver graznar mi alma
carroña nutricia del cuervo,
luz de un solo rostro
esa rosa
cuyo fuego huele a sal del mar
suponiendo que el alma ardiera
sin dejar huella
atado a los cielos
que cose el sol
con nuestra encarnadura
rompiente pedregosa
el celeste vástago
otorga miradas secretas
como si de cianuro se tratara.
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Autor:
ubik (
Offline)
- Publicado: 12 de septiembre de 2025 a las 05:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, alicia perez hernandez
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