Nocturno

PECH

Ella es la línea de ese lucero

que brilla en lo alto de las montañas,

que despierta mis latidos 

cuando se asoma en el horizonte

                        la mañana.

El canto de los gorriones

que se escucha en los árboles

y retumba con apacibles sonores;

su nombre recibiendo los honores

                                              honores

                                              honores,

escondidos en las notas 

                      de una canción.

Ella es la viveza del río

que acaricia su cauce

que viaja a través de un suspiro

y envuelve su cuerpo

         en un velo suave.

La desnudez de la piedra es sometida

a los placeres del musgo verdoso

                  que florecen en sus pupilas

los candores del deseo amoroso.

             Nacido del leve beso

       que encadena mi delicia

y los encierra en mis adentros.

Ella es la noche calmada

que inventa los sueños

        y transforma el valle

                 en ritos ajenos.

Sobre la playa

sobre la silueta

y el misterio de su mirada,

allí guarda el infinito 

y sobre su piel una alborada.

Mi amor en su corazón se guarda.

Suelta las bestias

que vigilen las entradas

al recinto divino

que son sus piernas cruzadas,

que forja un sortilegio 

que va directo al Valhalla.

Ella es la flor que muda caricias

una Venus enamorada 

una playa poseída

por el yugo del mar que socava

el instinto carnal que me debilita,

y el infierno se desata.

Sobre el silencio que palpita

entre sus labios y la savia

que se derrama en mi cuerpo

y me bendice cuando grita.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.