Perdí el control.
Aceleré tan fuerte que fui a parar hacia el arcén.
Me dejé llevar por ésas curvas dibujadas en ése páramo perfecto iluminado por dos luceros indómitos
y no atendí las indicaciones
y aceleré sin pensar
y colisioné sin frenar
y mi corazón eclosionó
Se abrió como un capullo en primavera,
pero en un invierno sin cuartel
y la flor que tenía brotando en el pecho se cerró entumecida de frío,
temblequeó de dolor y se guardó su perfume.
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Autor:
josesotelo (
Offline)
- Publicado: 8 de septiembre de 2025 a las 07:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Genial y hermoso versar estimado poeta y amigo José
Saludos de Críspulo desde Torrelavega
El Hombre de la Rosa t
Muchísimas gracias por su cálido comentario estimado. Saludos.
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