Ayer caminé acallando mis recuerdos
para no distraer la pubertad de una promesa
que se adhiere a mis anhelos cada día,
caminé permitiendo a mi alma
sucumbir ante lo bello del paisaje.
No anhelé desperdiciar ningún momento
y desterré toda querella incipiente
que truncara
estar en sincronía con el silencio, con el sol
y con la ternura del canto del cenzontle
que sobre las ramas del sauce
ostenta un canto nuevo esta mañana.
No hay nada que se interponga en mi camino
solo una rosa me observa
desde adentro de mi alma, con pétalos diminutos
y fragancia de horizontes;
tampoco hay dolor ni incertidumbre,
solo esa sensación
de estar en paz conmigo mismo, de verme
como el hombre más feliz
ya que en el ambiente puedo sentir
una presencia divina
que me hace palpar y ver quien soy:
¿acaso un trozo de Luna, mar o lluvia
que de la nada se transforma en ilusión?
Ayer camine sobre las piedras del sendero,
entre la brisa de un poema que nació
y me quedé callado
para no distraer a la promesa,
que llegó.
Autor…reh
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Autor:
Rafael Elias Huerta (
Offline)
- Publicado: 5 de septiembre de 2025 a las 22:48
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Jaime Alberto Garzón Barrios, Una voz
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